jueves, 11 de noviembre de 2010

La expulsión de Marlon de Liga Nacional de Baloncesto


Una vez más el destacado jugador Marlon Martínez se ve envuelto en una controversia, palabra que parece que lo persigue siempre.

Ahora ha sido objeto de una expulsión por parte del presidente de la Liga Nacional de Baloncesto (LNB) por la forma en la cual reclamó que le fueran cumplidos sus honorarios tras ver acción con el equipo Tiburones de Puerto Plata, subcampeón del circuito en el torneo pasado.

Como una “Crónica de Una Muerte Anunciada” queda la sanción, fuerte; pero justa a Marlon, quien ha tenido la desdicha de “cargar con los platos rotos”.

Al cumplir con la expulsión de Martínez, la LNB envía un mensaje de cero tolerancia contra cualquier tipo de indisciplina.

Martínez, quien con su justo derecho reclama lo que se ganó a base de esfuerzo y talento en la cancha, falló no en el fondo sino en la forma de hacer su petición.

Y es que no es solo Marlon el afectado por una situación que se venía venir desde el principio de la temporada.

Incluso la propia liga estuvo a punto de asumir, por completo, la dirección de los Tiburones luego del impasse surgido entre los accionistas de ese combinado y un comprador que finalmente retiró sus intenciones de adquirir la franquicia.

La necesidad
Otra vez un caso de este tipo hace pensar en la necesidad de que los jugadores estén representados a través de una asociación.

Y no sólo los jugadores, también los entrenadores deberían hacerlo.

Ha habido intentos en cada caso, pero han quedado en proyectos natimuertos.

Si bien es cierta la justeza del reclamo de Martínez, eso no le da derecho a ofender y utilizar palabras denigrantes por más que la liga se haya comprometido o no a saldar las deudas de una franquicia que, a pesar de su éxito en la cancha, se convirtió durante todo el trayecto en el principal dolor de cabeza del circuito.

Más que apoyar su causa, con esa actitud Marlon se hace daño a él mismo, sobre todo por el fardo de incidentes lamentables que pesan sobre su cabeza.

Para eso debe existir otra forma de exigir sus derechos.

Y precisamente en ese punto es donde entraría en acción una Asociación de Jugadores de Baloncesto.

Esta se encargaría, a través de sus mecanismos legales reconocidos tanto por la Federación Dominicana de Baloncesto (Fedombal) como por la propia LNB, de presentar los casos ante el estamento establecido (el soñado y nunca llegado Tribunal Deportivo).

El reclamo de Marlon es justo.

Pero la forma en que lo hizo fue incorrecta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario