Si algo demostró el cantautor argentino Alberto Cortez con su concierto “Íntimo” es que a sus 69 años se mantiene tan exquisito como el mejor de los vinos.
Este artista, que es uno de los consentidos del público local, ofreció el viernes en el Teatro Nacional una presentación memorable en la que las canciones, la poesía y su sentido del humor -a veces lleno de picardía-, sellaron con broche de oro esa gran noche, que contó con el auspicio del Grupo de Comunicaciones Corripio.
Al salir al escenario, a las 9:25 de la noche, la integración artista-fans fue perfecta. La audiencia se rindió a sus pies y aplaudió a rabiar cada interpretación en la que este nativo de Rancul, provincia de La Pampa, Argentina, le cantó al amor, a los amigos y a los problemas sociales de cada día.
Con “Yo no quiero llamarme como me llamo” inició el concierto de dos horas de duración en el que Cortez interpretó 25 de sus más conocidas canciones. A esta le siguieron “Mi árbol y yo”, “Tú” y “La miel y las abejas”. Con esta última llegaron las primeras palabras de Cortez y su “disculpa” por “coger este escenario como confesionario”, por lo que dice en esa canción.
“¡Bravo! ¡Soberbio!”, se oyó varias veces decir a un fanático que, amparado en la semioscuridad de la sala Carlos Piantini, dio rienda suelta a su emoción.
Con un toque de humor, como lo hizo a lo largo de la presentación, invitó a sus fans a disfrutar de este concierto de cámara, en el que solamente estuvo acompañado por el joven pianista mexicano Patricio Peña, cuyo virtuosismo hizo que el público lo aplaudiera en más de una ocasión.
En “Íntimo” no podían faltar temas como “Distancia”, “Te regalo una rosa”, “La vida, “A partir de mañana” o “Las nanas de la cebolla”, poema de Miguel Hernández y que musicalizó. Al final de este tema, pasó se mano por los ojos y salió un momento de escena. ¿Sería que una lágrima rodó por su mejilla?
Humor
Cortez hizo gala de su fino sentido del humor. El público no pudo resistirse a su encanto y rió a carcajadas. Una de sus ocurrencias fue decir que tenía la mano derecha en su abdomen no por imitar a Julio Iglesias, sino porque le habían operado el brazo y si lo perdía lo llamarían “El manco Cortez”.
La despedida
Aunque el público no quería irse, el final llegó con “Cuando un amigo se va”, uno de los temas más solicitados y que dedico a su amigo Milton Peláez.
Zoom
Edilí
Digna representante
La cantante tuvo una buena presentación. Estuvo acompañada por una banda de cinco músicos y dos coristas. Como parte de la producción utilizó una pequeña escalera de la que descendió majestuosa, y los instrumentos de percusión fueron colocados en tarimas.
Edilí inició su presentación con “Que se mueran de envidia” a las 9:00. También incluyó “Encadenados”, “El infiel”, “Y sin embargo te quiero”. Cuando notó que el público estaba algo frío dijo “¡despabílense, que en unos minutos viene don Alberto Cortez!”.
Antes de iniciar, cuatro parejas bailaron varios tangos.
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