El instructor de un curso de narrativa nos puso a elegir una moneda de la cartera y a tenerla en la mano hasta que él instructor -Frank Báez- avisara. “Hagan una narración sobre lo más importante que le pasó en ese año”, dijo Frank.
Cuando miré la mía, tenía un redondo 2008. No tuve que esforzarme mucho para saber que ese año fue muy doloroso para mí, porque en diciembre de entonces mi maestro y guía Yaqui Núñez del Risco tuvo un accidente cerebro-vascular. Lo conté como pude y luego lloré mientras lo leía.
Primero fue la batalla entre la vida y la muerte. Y fue también el impacto en el país de que la figura más señera de nuestra televisión cayera en manos del infortunio.
Luego que Dios lo confirmara para que continuara su proceso de vida. Y entonces se alejan los conocidos y relacionados y se quedan sólo los más comprometidos y su esposa y su familia.
Para mí ha sido una verdadera crisis existencial tener prácticamente en silencio al mago de la palabra, ya que hablábamos varias veces al día y confrontábamos todo.
Pero nunca me quejé, porque se quedó con nosotros y consciente de todo. Juntos hemos buscado formas alternativas de comunicarnos que son muy efectivas.
Sin embargo, la alegría mayor en todo este proceso me lo dio Yaqui este viernes cuando tocó para mí su primera pieza en armónica. Él, compositor de bellas melodías con letras de gran arraigo, ha aprendido a tocar su primer instrumento a los 73 años. La armónica. Al escucharlo volvía a llorar de alegría. Le pedí grabarlo y volvió a tocar para mí. El maestro sigue como antes aprendiendo y enseñándonos con su ejemplo.
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