Un día después de iniciadas las reuniones invernales de los gerentes generales, fecha en que se producen decenas de movimientos, vale recordar algunos de los cambios más trascedentales de todos los tiempos.
Y de acuerdo a un listado de MLB.com, dos movimientos que involucraron dominicanos aparecen como parte de las grandes transacciones de toda la historia.
Uno que se menciona como mucho más que importante y que se produjo en dos ocasiones, se relaciona con el tres veces ganador del premio Cy Young, Pedro Martínez.
Martínez pasó de los Dodgers de Los Ángeles a los Expos de Montreal a cambio de Delino DeShields, en una de las transacciones más desacertadas de todos los tiempos.
Martínez pasó a ser uno de los mejores lanzadores de todos los tiempos, mientras que DeShields solo pasó a ser una pieza en declive.
El nombre de Martínez otra vez pasó a ser una ficha de importancia cuando los Expos de Montreal lo cambiaron luego de que ganara el premio Cy Young de la Liga Nacional posterior a la temporada de 1997.
Martínez llegó a Bostn en un cambio que envió a Montreal a Carl Pavano y Tony Armas Jr.
Martínez pasó a convertirse en una leyenda en Boston, donde ganó dos premios Cy Young y un título de campeón.
El caso de Manny
Con relación a Manny Ramírez se pueden decir muchas cosas, principalmente que es un bateador extremadamente oportuno.
Ramírez libró una batalla cruel con los Medias Rojas de Boston en su último año de un contrato de ocho temporadas y US$160 millones.
Cuando finalmente las cosas ya no pudieron avanzar ni un poco más, Ramírez fue enviado a los Dodgers de Los Angeles en un movimiento de tres vías en el que Boston recibió a Jason Bay.
Pero para los Dodgers, la llegada de Manny fue más que una bendición.
Ramírez bateó para .391 en Los Angeles y los Dodgers clasificaron a la postemporada, donde ganaron una serie por primera vez desde 1988 antes de ser frenados por los Cardenales de San Luis.
Otros movimientos destacados que se mencionan son el paso de Nolan Ryan a los Angelinos, Astros y Rangers.
También el de Roberto Alomar a Toronto, donde ganó una corona de campeón y se convirtió en un titán en la segunda base.
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