Un hombre dominicano alegra las calles de Bushwick, con el contagioso sonido de un instrumento de percusión parecido a las castañuelas, mientras ejecuta algunos pasos de flamenco y entona coros de canciones españolas.
Sin abandonar el ritmo, el peculiar cantante explica a los peatones que se acercan curiosos su fascinación por los bailes tradicionales españoles y comparte su sueño de algún día recorrer de punta a punta el país europeo.
Mientras no se concreten sus propósitos de viaje, el hombre asegura que seguirá disfrutando a su modo de las delicias del canto y baile español recreando en Brooklyn un escenario imaginario en el cual sus vecinos y amigos son su ferviente público.
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