lunes, 17 de enero de 2011

Mejora el tiempo en Brasil tras la muerte de 626 por deslaves

Washington

La lluvia persistente se detuvo ayer domingo y permitió que los helicópteros de socorro llevaran comida y agua a algunos de los barrios enterrados por toneladas de lodo tras los aludes que mataron al menos a 626 personas al norte de Río de Janeiro.

Las nubes de tormenta se abrieron y una decena de helicópteros se internaron entre los picos afilados de las montañas verde esmeralda, a unos 65 kilómetros (40 millas) de Río.

“La prioridad es rescatar a la gente que sigue aislada”, dijo Alexandre Aragon, director de la Fuerza Nacional de Seguridad Pública. “Tenemos que aprovechar esta mejora del clima para ayudar a la gente en estas zonas remotas que se derrumbaron”.

Sin embargo, los helicópteros no estaban evacuando gente en lo inmediato de las zonas que están en peligro de más aludes si vuelve a llover. Por ahora, las aeronaves llevaban provisiones a todos los lugares posible para intentar que más gente sobreviva a la tragedia.

El desastre ocurrió la madrugada del miércoles, cuando tras varios días de lluvia fuerte toneladas de lodo, piedras y aguas barrieron las laderas y los poblados en un área de unos 2.330 kilómetros cuadrados (900 millas cuadradas). La cifra de muertos era de 626 hasta ayer, pero los funcionarios temen que pueda aumentar severamente a medida que se encuentren cuerpos en las zonas remotas donde no han llegado los socorristas.

Tras cuatro días, no se esperaban rescates milagrosos de la gente enterrada por el lodo, dijo el jefe de la policía local Anderson Correia de Oliveira.

“No hay esperanzas de encontrar a nadie vivo”, dijo.

“No es como un terremoto, la gente atrapada se ahogó.

No hay rincones con aire”.

Los sobrevivientes, desesperados, se quejaban de que no haber recibido ayuda y el gobierno de todos los niveles ha sufrido críticas por su lentitud para reaccionar.

Sin embargo, Oliveira y otros destacaron que llegar a las zonas más aisladas era imposible hasta ayer domingo.

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