El desfile se desarrolló en un clima festivo y de austeridad, después de la aprobación de un plan anticrisis que pretende luchar contra la evasión fiscal y recortar el gasto público con un ahorro de 24.000 millones de euros entre 2011 y 2013, y que está pendiente de la evaluación del presidente de la República, Giorgio Napolitano.
El jefe del Estado presidió el desfile junto a las máximas autoridades del país, entre ellas el primer ministro, Silvio Berlusconi, y el presidente del Senado, Renato Schifani.
No acudió el presidente de la Cámara de los Diputados, Gianfranco Fini, quien celebró la fiesta de la República con las tropas italianas desplazadas en Afganistán.
Los festejos congregaron a miles de personas en las tribunas instaladas en el centro histórico de Roma y arrancaron con la tradicional ofrenda floral del presidente de la República al monumento al Soldado Desconocido, en el Altar de la Patria de la Plaza Venecia.
El cielo de Roma se tiñó de los colores de la bandera tricolor (verde, blanca y roja), cuya estela dibujaron los nueve aviones de la patrulla acrobática de la Aeronáutica Militar "Frecce Tricolori" (Flechas tricolores), que sobrevolaron el centro de Roma al comenzar y al finalizar del desfile.
El desfile duró 80 minutos, diez menos de lo habitual, durante los que desfilaron cerca de 6.000 participantes -5.650 militares y 430 civiles- frente a los 6.400 del la edición anterior.
También desfilaron militares del ejército español, del Regimiento de Infantería Inmemorial del Rey Número 1; así como franceses y alemanes.
Por los Foros Imperiales desfilaron militares del Ejército de tierra, de la Marina y la Aeronáutica, así como Carabineros, auxiliares y cuerpos del Estado, representantes de la Protección Civil y motociclistas de la policía municipal de Roma.
El desfile concluyó con el concierto de una banda militar que interpretó fragmentos de Verdi, Puccini y otros compositores en los jardines de la Plaza Venecia, donde hoy ondea una bandera nacional de cincuenta metros.
Al término de la ceremonia, el primer ministro, Silvio Berlusconi, recorrió parte de la vía de los Foros Imperiales a pie para desplazarse a su residencia del Palazzo Grazioli, donde saludó y estrechó la mano a algunos de los asistentes al desfile y fue despedido entre aplausos y silbidos. EFE
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