viernes, 17 de julio de 2009

El sabor criollo en el equipo de Anaheim; Madre de Vladimir cocinando la bandera

De CDN

California. Antes de salir a trabajar, Vladimir Guerrero llena varios envases con un plato típico de la cocina dominicana: arroz con pollo y habichuelas.

Varios compañeros hambrientos lo esperan en el estadio de los Angelinos. Poco después que desempaca la comida, John Lackey se sirve arroz con habichuelas, mientras Ervin Santana se llena el plato hasta que no queda espacio.

El talento de Altagracia Alvino no es ningún secreto en el camerino de los Angelinos y en muchos otros alrededor de las Grandes Ligas: la madre de Guerrero sabe cocinar muy bien.

“Es la mejor”, dijo el intermedista de los Yanquis y compatriota dominicano de Guerrero, Robinson Canó. Canó recibe un plato de la comida de Alvino con su nombre escrito cada vez que el equipo de Nueva York visita a los Angelinos. “Desde que firmé en el 2005 he estado recibiendo de su comida. Deliciosa”, agregó.

Guerrero, quien está en la lista de lesionados de 15 días con una lesión en la rodilla derecha, empezó a llevar sobras al camerino para sus compañeros cuando llegó a las mayores en 1997 con Montreal.

La tradición continuó cuando fichó con los Angelinos en 2005, y poco después fueron más que sobras.

Alvino utiliza cerca de unas 50 libras de arroz en una semana cuando los Angelinos están en Los Ángeles.

Todos sus platos llevan sofrito y orégano dominicano, el único que utiliza. La carne la mantiene sazonada y congelada, lista para cocinar.

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