Esta joven haitiana, herida en el terremoto que asoló a Puerto Príncipe, Haití, fue atendida en el hospital Doctor Darío Contreras. Luego fue acogida en la casa alquilada por el cantante Rubby Pérez en Alma Rosa para recibir a estos pacientes.
El principal problema que se presenta en el hospital Darío Contreras es qué hacer con el 40 por ciento de pacientes haitianos que ha sido operado y que necesita tratamiento de antibióticos post-operatorio.
La presencia masiva de visitantes haitianos al centro dificulta el trabajo del personal de salud, por lo que las autoridades tienen previsto militarizarlo
El doctor Héctor Maceo Quezada, director del hospital Darío Contreras, denunció que ya existen mafias de haitianos que quieren hacer negocio con sus propios hermanos, en la medida en que son trasladados a los refugios.
“Esto se nos va de la mano, quieren hacer comida dentro del hospital, se suben por las paredes para llegar al techo y toman las puertas de acceso”, dijo Quezada al referirse a los visitantes haitianos que van a saber de sus familiares.
Hasta la tarde de ayer el hospital tenía 134 pacientes, más de la mitad ya fueron operados, pero esas personas están varadas por falta de un espacio para que sigan sus tratamientos post ambulatorio.
Se estima que más de 3,000 visitantes haitianos llenaron los alrededores del principal centro de traumatología de Santo Domingo.
La mafia
Con relación a la mafia que se ha generado alrededor de las víctimas del terremoto, el director del hospital señaló que todo eso se produce para cobrar por la estadía de los haitianos que han sido dados de alta.
“Nosotros estamos preparados para lidiar con tragedias que afectan a los humanos, pero el problema del hospital es que no hay espacio, operamos y todo se vuelve a llenar”, dijo el doctor Uviñas Renville.
Desde hoy todas las visitas se mantendrán controladas fuera del perímetro del hospital Darío Contreras.
Fluye solidaridad
El cantante Rubby Pérez alquiló una residencia en el sector Alma Rosa I, a la cual son llevadas las personas que sufrieron traumas durante el terremoto que afectó a Haití hace un a semana.
La casa tiene capacidad para 34 personas, pero el artista está en la disposición de alquilar otra residencia para llevar a las personas que son dadas de alta.
Religiosas y voluntarios están prestos a dar lo mejor de sí mismos a los heridos que están en camas y camillas de los pasillos del centro de salud.
Los voluntarios que hablan creole formulan las preguntas a los pacientes y a su vez transmiten las respuestas a médicos y enfermeras.
Desde el día de hoy habrá voluntarios en creole y francés con listas de las personas que están ingresadas, como una forma de orientar a las familias.
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