SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Radhamés de la Rosa, director de Casa Abierta, está convencido de el principal interés del Gobierno es lavar los recursos que acumulan los narcotraficantes, los cuales se confiscan mediante una sentencia o d manera irregular, situación que es uno de los indicadores del fracaso de la lucha contra las drogas y el narcotráfico en la República Dominicana.
De la Rosa, con casi 30 años trabajando el tema de la prevención del abuso de drogas, sostiene que el país ha fracasado en sus intentos de disminuir el impacto del tráfico y el consumo de drogas no sólo por no tener políticas serias en esta materia, sino también por hacer un manejo completamente desfasado del tema.
A juicio de este experto, que se desempeña como director de Casa Abierta desde el año 1992, la República Dominicana se ha quedado en la apariencia en lugar de tocar el fondo del problema: por un lado, en lo que tiene que ver con la aplicación de la Justicia, se utilizan “chivos expiatorios” para ajustar los números oficiales; mientras en materia de prevención ni siquiera se aplica un programa efectivo y sistemático.
Peor aún, sostiene que, en el último caso, tampoco se cuenta con los recursos humanos y económicos necesarios para operar.
Acento.com.do conversó con De la Rosa sobre las cosas en que, como país, República Dominicana ha fallado y las razones a que atribuye esos fracasos.
¿Qué opina de la política del país en materia de prevención y combate del narcotráfico?
Lo primero es que yo no sé si podríamos hablar de una política nacional en materia de drogas. Yo creo que en República Dominicana hemos tenido siempre la expectativa de que eso se hará, pero esto empezó en el año 1988, con la creación de la ley 50-88, que creó la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) y el Consejo Nacional de Drogas (CND). A partir de ahí se supondría que tendríamos una política, pero nada ha pasado. Nos hemos quedado en detalles cosméticos, pero en el fondo no creo que en el país se haya hecho una política contra las drogas.
En lo que tiene que ver los altos niveles de impunidad, por ejemplo, un tema que tocó el presidente Leonel Fernández recientemente, ¿en qué está fallando el país?
Justamente el hecho de que no tengamos una política coherente en materia de drogas hace que esos temas se manejen de manera muy circunstancial, en función de quién es o de qué representa el individuo involucrado. Y la política de justicia en el país es la misma en el tema de drogas que en otros casos, es decir, que el que tiene dinero, poder o nombre, difícilmente se vea involucrado o sea sancionado en un caso por drogas. En cambio los más pobres, los que trafican con pequeñas cantidades, son, de alguna manera, los chivos expiatorios. Son los que dan para hacer las estadísticas de los apresamientos.
¿Cómo se explica esa situación?
Lo que está ocurriendo con la impunidad es lo que debe ocurrir en un país en el que la corrupción es uno de los aspectos más preocupantes para la ciudadanía. Lo que está ocurriendo es lo que debe ocurrir en una sociedad que no se ha ocupado del tema de las drogas de manera decente, de manera responsable. En el país no tenemos ninguna intervención del Estado en materia de prevención coherente, seria. Tenemos actividades, un día, en una esquina. No tenemos programas de intervención estatal. No tenemos una sola cama de atención para una persona con problema de consumo. No tenemos, ni siquiera, una coherencia en materia de represión. Si usted se pone a escuchar lo que recientemente dijo públicamente el general Rosado Mateo, de la DNCD, es suficiente. Si lo que dijo públicamente es suficiente, lo que dice en privado es para uno se quede paralizado. Ni siquiera la DNCD recibe los recursos o el apoyo que debe tener para su actividad represiva. El Consejo de Drogas tiene casi paralizadas sus actividades porque no tiene presupuesto. Y la mayoría de las demás instituciones no reciben apoyo del Estado o reciben muy poco. Es decir, que realmente no hay coherencia, no hay una política. Hay intervenciones, pero no una coherencia en sentido general.
¿Por qué esos errores que usted señala, si hasta los líderes políticos reconocen la prioridad de este tema?
Nosotros seguimos atados al esquema de lucha contra las drogas, que es un esquema fallido, y que ha fracasado en todos los países del mundo, sobre todo en los países vinculados con Estados Unidos. La política de represión basada en la lucha contra las drogas, que fue una política iniciada por el presidente Nixon en los años 70, sigue vigente en muchos países de América Latina. Los políticos de nuestros países solo saben hablar de narcotráfico, de represión, de control, de tolerancia cero, y crear mecanismos y organismos que luego desaparecen. Entonces, ¿qué estamos haciendo mal? Estamos haciendo mal, en materia de drogas, todo lo que hacemos. O sea, todo lo que el Estado hace lo está haciendo mal. ¿Por qué? Porque tiene una mirada muy equivocada, de los años 50. Porque no acaban de entender que el tema de las drogas es un tema complejo, que requiere que se estudie de manera profunda.
“Fíjese si la ley nuestra es una ley disparatosa, si a usted lo encuentran con una pastillita de ciertas drogas, en la cantidad que sea, ya usted es considerado un traficante. Hay que tener mecanismos más amplios, sociales y de salud, para atender a las personas que consumen”
Estamos fallando en la política de represión porque no hay recursos ni coherencia. En estos momentos se está modificando la Ley de Drogas para que los recursos que antes llegaban al CND lleguen a la Procuraduría, para hacer cárceles supuestamente, y todo eso está bien, pero no debieron reducirle los recursos a este renglón para superar esas debilidades.
En cuanto a la política de prevención, la prevención no es un slogan en una pantalla grande en la calle ni una charla o una actividad deportiva en una esquina. La prevención debe ser un sistema mucho más amplio, que involucre la aplicación de programas permanentes, sistemáticos y evaluables.
Finalmente, hay otro aspecto, y es que las drogas crecen en sociedades que hay muchos problemas. Si tuviésemos políticas de educación en lugar de negarle el 4% del PIB al sector, si tuviésemos políticas de salud, de generación de empleo, de atención, de control de las drogas legales… con políticas de ese tipo, sin dudas, los problemas serían menores. Pero nuestro país no tiene políticas coherentes para nada, y para las drogas, mucho menos.
Desde su punto de vista, ¿qué es lo que hay que hacer?
Necesitamos tener formación en materia de drogas para que las enfermeras, los líderes políticos, animadores sociales… sepan de qué se trata el fenómeno y podamos tener intervenciones más actualizadas y modernas. Necesitamos tener estrategias de tratamiento mirando al ser humano, no enfocada exclusivamente en la persona que delinquió por causa de las drogas, sino también en la que fue apresada por simplemente consumirla. Hay que aplicar la ley a la persona que comete un delito estando bajo los efectos de la droga, pero fallamos cuando apresamos a alguien solo por consumir droga… Tenemos que pensar en el problema con la responsabilidad que requiere un asunto complejo y elaborar políticas en función de lo que el tema demanda, y aplicarlas.
El Presidente dijo en su última intervención pública que en el país se hace todo lo que puede para combatir el narcotráfico. ¿Qué opina?
Me parece que se hace poco, porque realmente no se hace mucho. Yo estoy trabajando en Casa Abierta desde hace 27 años y estoy dirigiendo esta institución desde 1992. Le puedo asegurar que, de ese tiempo para acá, todo lo que se ha hecho es modificar la ley antigua de drogas para hacer una más dura, porque creemos que eso es hacer el trabajo. En todo este tiempo, de lo único que hemos oído hablar es de tolerancia cero, hemos visto nacer una ley de lavado de activos que lo que ha hecho es generar ambiciones en los sectores del poder del Gobierno para conseguir esos recursos. Al Gobierno lo que le interesa es lavar los recursos que el traficante deja a través de la condena o de cualquier mecanismo “seudolegal”, y no le interesa realmente desarrollar un sistema amplio, es decir, ¿cómo es posible que todavía tengamos un Consejo de Drogas que es honorífico? Esa institución debería estar integrada por las entidades del Estado que trabajan con la gente, como Salud Pública, Educación y los que trabajan con la niñez, con la mujer, etc. En eso estamos fallando. Mientras no hagamos conciencia…
"El han hecho dos planes de drogas en el país, uno en el primer gobierno de Leonel Fernández, que nunca se aplicó; y otro recientemente, y tampoco se ha aplicado. Se quedó en un documento que está en un anaquel, muy bonito, con muchas fotografías y mucho texto"
¿Legalizar ciertas drogas podría ser una decisión recomendable?
Estamos en desacuerdo con la legalización de las drogas, pero creemos que podemos tener un debate más amplio sobre el tema de la despenalización, porque una persona con problemas de consumo debería tratarse sin tener que ser sometido a un interrogatorio policial. Hay que perseguir a los traficantes, no a los consumidores… Fíjese si la ley nuestra es una ley disparatosa, si a usted lo encuentran con una pastillita de ciertas drogas, en la cantidad que sea, ya usted es considerado un traficante. Hay que tener mecanismos más amplios, sociales y de salud, para atender a las personas que consumen. Aquí no hay nada que funcione bien. Están las organizaciones sociales haciendo una labor sin recursos y las entidades privadas, que están lucrando bastante bien con el tema del consumo de drogas.
¿La ausencia de estas políticas se debe a la falta de voluntad política o hay otros factores que inciden?
Lo principal es que no hay voluntad política. No hay una decisión de quienes toman las decisiones, es decir, del Presidente y sus funcionarios. No se entiende, no se quiere entender o se hacen los que no entienden cuáles son las cosas que tenemos que dejar de hacer para superarnos. Si usted mira las estadísticas no somos nada eficaces. Ni siquiera tenemos las estadísticas, a nivel de salud. No tenemos indicadores de que hemos avanzado porque sencillamente no existen los indicadores. Están atados a una idea de que hay que sacar las drogas de la sociedad. Y si las drogas están en nuestra sociedad, han estado en todas. Y hay que aprender a trabajar con eso. Hay una falta de voluntad política y una falta de comprensión del problema.
A modo de conclusión ¿no hemos tenido éxito enfrentando este problema?
No hemos tenido éxito. Hemos fracasado. Einstein decía que si usted hace siempre lo mismo, no puede esperar resultado diferente. Y siempre hemos hecho lo mismo. Desde los 70, cuando se empezó a trabajar el tema, hemos cambiado un poco el discurso, pero en la práctica seguimos haciendo lo mismo. No hemos creado una verdadera política. Fíjese de que se han hecho dos planes de drogas en el país, uno en el primer gobierno de Leonel Fernández, que nunca se aplicó; y otro recientemente, y tampoco se ha aplicado. No se le dio ningún tipo de apoyo presupuestario, por ejemplo. Se quedó en un documento que está en un anaquel, muy bonito, con muchas fotografías y mucho texto. Pero no es un plan. Es un documento. Eso significa que somos muy prestos para lo formal, para los discursos, para presentar documentos públicos, pero a la hora de aplicarlos no hay con qué aplicarlos ni en términos de recursos humanos ni de recursos financieros.