SANTO DOMINGO, República Dominicana.- “Mi hijo era una vida útil, un estudiante universitario, un muchacho bueno con su madre y con la ciudadanía”. Así se expresó Consuelo Concepción, quien -con lágrimas en su rostro- narró cómo la banda de menores que presuntamente asesinaban taxistas le dio a tomar ácido del diablo a su hijo, lo que le produjo la muerte.
Concepción se quejó de la lentitud de la justicia dominicana, ya que han transcurrido tres audiencias y todavía no inicia la preliminar, en donde se conocerán las pruebas y detalles de ocho asesinatos y los testimonios de dos sobrevivientes al supuesto azote criminal que tenían los jóvenes que supuestamente se dedicaban a delinquir por placer.
Los menores fueron custodiados por agentes de la PN, porque de no ser cuidados, los familiares y amigos de las víctimas se atrevían a lincharlos. |
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“Miren como me lo dejaron, le echaron ácido del diablo. La justicia aquí no hace nada, yo espero que le metan 30 años”, explicó Concepción al mostrar la foto del cadáver de Jónathan, cuyo cuerpo quedó negro, cuando el joven era una persona de tez clara.
Concepción, al igual que otros familiares de los taxistas torturados, se encontraba con pancartas, retratos e informes médicos fuera del Tribunal de Niños, Niñas y Adolescentes, donde se conocía otra de las audiencias sobre el caso de los cinco menores, con edades entre 14 y 16 años. Se presume que los adolescentes se dedicaban a asesinar por placer.
La jueza Leidy Alcántara reenvió la audiencia para el jueves 22 de julio, debido a la ausencia del abogado Hitler Fatule Chain. En esta vista, se pretende comenzar la preliminar del caso que lleva alrededor de dos meses en el tribunal de menores.
Concepción se quejó de la lentitud de la justicia dominicana, ya que han transcurrido tres audiencias y todavía no inicia la preliminar. La mujer está desconsolada. |
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Los demás taxistas, en apoyo, gritaban: “Queremos justicia, queremos justicia”. Las calles Masonería y Costa Rica estaban cerradas y acordonadas por más de 60 policías que ni siquiera dejaron pasar los vehículos de prensa. Ante esta medida, los medios tuvieron que parquear sus vehículos a una cuadra del tribunal.
En la audiencia, las víctimas son representadas por los doctores Franklin Franco y la licenciada Clara Elisabeth Davis Penn, del Departamento de Atención a la víctima de la Procuraduría General de la República, quienes solicitarán al tribunal la pena máxima establecido en el Código del Menor, cinco años.
Sin embargo, muchos no consideran que sea una pena justa, dado la gravedad del hecho, y que les ayude a los jóvenes a regenerar –en caso de comprobarse- una mente tan enferma para cometer, con tal creatividad, los ocho asesinatos. Los menores reconocieron, ante la prensa, no arrepentirse de los hechos. Así dijeron: "No", ante la pregunta de una periodista sobre si se arrepentían de cometer los crímenes.
Mientras que Concepción y los taxistas solicitan a la justicia que se les aplique la pena de 30 años a los menores, el Código del Menor sólo establece cinco años como pena máxima, lo que provocaría que los infantes vuelvan a las calles una vez que haya pasado el tiempo de reclusión.