Washington y Moscú orquestaron ayer viernes el mayor canje de espías desde la Guerra Fría, al intercambiar a 10 agentes arrestados en Estados Unidos por cuatro condenados en Rusia, en un paso de baile diplomático estrictamente coreografiado en el aeropuerto de Viena.
El intercambio fue una clara demostración de las nuevas relaciones con Rusia promovidas por el presidente Barack Obama, lo que le permitió a Estados Unidos obtener la libertad de cuatro rusos, algunos de los cuales purgaban largas penas de cárcel.
Al menos uno de ellos, el ex coronel Alexander Zaporozhsky, habría brindado información que llevó a la captura de Robert Hanssen y Aldrich Ames, dos de los espías más importantes atrapados en Estados Unidos.
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