Los pacientes son atendidos en los pasillos, por la falta de espacio y de personal de salud y limpieza
Baní, Peravia. Una visita al hospital Nuestra Señora de Regla, de esta ciudad, basta para entender la desesperación del personal de Salud y los pacientes que a un solo grito dicen “no aguantan más”.
El edificio, construido hace más de 50 años, parece estarse cayendo a pedazos sobre los pacientes, debido a las filtraciones generalizadas, falta de iluminación y ventilación, y deficiencia del sistema eléctrico y de las instalaciones sanitarias.
A esto se agrega la precaria higiene, por la falta de sábanas, almohadas, colchones, camillas y equipos de esterilización; el estado de hacinamiento, que se evidencia en los pasillos repletos de pacientes, y la carencia de personal médico y de limpieza.
Trabajos. “El hospital, como las casas, se hace la reparación por parte porque no podemos hacer todo al mismo tiempo”, afirmó el director, Rafael Soto Lorenzo.
El galeno se refiere al proceso de remodelación que inició el gobierno hace dos años y que interrumpe los servicios en el área de Maternidad, Pediatría y Sala de Partos.
Luego de que la semana pasada el personal de salud decidiera paralizar las labores, “para no arriesgar la vida de los pacientes”, el ministro de Salud Pública se comprometió a entregar el centro remozado en 90 días.
En un inicio, las reparaciones fueron estimadas en RD$29 millones, pero no se incluyeron las labores eléctricas de la edificación.
Reconoció que además de las reparaciones el hospital requiere de una ampliación, ya que se ha convertido en un centro regional para Peravia, Ocoa y Azua y tránsito del Sur.
Recorrido. Las áreas de emergencias, cirugías, pediatría, bioanálisis y las instalaciones sanitarias, son algunas de las necesidades más urgentes del centro.
Aunque el nuevo recinto de emergencias está listo, aún no ha sido equipado ni entregado por las autoridades. Mientras tanto, el área de emergencias funciona precariamente en tres consultorios y varios pasillos.
El área de cirugía, que tiene tres quirófanos, “se constituye en un peligro para los pacientes”, como afirma el personal encargado.
De cuatro existentes, sólo funciona un equipo de esterilización, por lo que las piezas deben ser envueltas en sábanas y toallas. Algunas presentan moho.
En Pediatría, y a propósito de los casos de dengue, están mezclados los niños de varias edades, que incluso comparten camas.
Los baños no sirven, ni las camas, ni los colchones y se observa basura y zafacones destapados, por el poco personal de limpieza.
Las mismas precariedades se evidencian en pequeño cuarto que sirve al área de bioanálisis y donde se analizan entre 11 y 12 mil muestras al mes.
“Las muestras deben estar divididas por especie, pero aquí estamos todos juntos”, explica una de las 12 bioanalistas contratadas.
“Uno está en pleno trabajo de una muestra y los pacientes entran y se te paran detrás para presionarte”, agrega otra empleada.
Los baños no sirven y a los pacientes se les sirve la comida en vasos desechables.
No pueden más. Sandra González, secretaria general de la filial de la Unión Nacional de Servicios de Enfermería, confesó que se dirige a su trabajo todos los días por vocación. Se manifestó confiada en que el gobierno cumpla los compromisos y recordó que quedaron suspendidas las cirugías electivas.
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