ACAPULCO, GUERRERO Primero se cimbraron los vidrios con los fuertes vientos; después cayó una tormenta eléctrica que apagó la luz; luego llegaron las inundaciones. Así comenzaron el 15 de septiembre las vacaciones que la familia de Germán Rosales pensaba disfrutar bajo el Sol de Acapulco, cuando llegó la tormenta “Manuel” y los dejó atrapados durante una semana, igual que miles de turistas mexicanos.
Esta familia mexiquense decidió quedarse ayer en Acapulco, para esperar a que se desahogue la gigantesca fila de automóviles que ayer abarrotaba la Autopista del Sol camino a la Ciudad de México. En el primer día en que esa carretera puede usarse, unos 37 mil turistas dejaron Guerrero, según la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, pero en medio de un operativo de seguridad y con la advertencia de que el viaje podía durar hasta 10 horas.
Fue la más reciente de las consecuencias de “Manuel” e “Ingrid”, los meteoros ya disipados que durante toda la semana azotaron a Guerrero y el resto del país. Pero también fue un gesto incipiente de que el Estado puede empezar las labores para recuperarse. El balance: 22 mil casas afectadas, 27 ríos desbordados, 32 carreteras dañadas, 20 mil personas trasladadas a albergues y cientos de casos de deslaves, incluyendo el de La Pintada, la comunidad en donde siguen desaparecidas 68 personas.
Rosales y tres de sus hijos pretendían pasar un fin de semana largo en Pichilingue, una playa privada. Allí los sorprendieron las tormentas. No pudieron salir de la casa hasta el lunes: “No nos habíamos dado cuenta de la magnitud del desastre. El lunes, que salimos a comprar víveres, ya no había pan, ni huevo, ni fruta, el agua escaseaba, todo estaba vacío”. Vía telefónica dijo ayer que la luz volvió, pero sólo hay víveres en tiendas de conveniencia.
Mientras Guerrero se recupera, las tormentas dejaron ayer un nuevo Estado en situación de emergencia: Oaxaca, donde hay 13 mil personas incomunicadas en 29 localidades, alertó el Gobierno federal.
Esta familia mexiquense decidió quedarse ayer en Acapulco, para esperar a que se desahogue la gigantesca fila de automóviles que ayer abarrotaba la Autopista del Sol camino a la Ciudad de México. En el primer día en que esa carretera puede usarse, unos 37 mil turistas dejaron Guerrero, según la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, pero en medio de un operativo de seguridad y con la advertencia de que el viaje podía durar hasta 10 horas.
Fue la más reciente de las consecuencias de “Manuel” e “Ingrid”, los meteoros ya disipados que durante toda la semana azotaron a Guerrero y el resto del país. Pero también fue un gesto incipiente de que el Estado puede empezar las labores para recuperarse. El balance: 22 mil casas afectadas, 27 ríos desbordados, 32 carreteras dañadas, 20 mil personas trasladadas a albergues y cientos de casos de deslaves, incluyendo el de La Pintada, la comunidad en donde siguen desaparecidas 68 personas.
Rosales y tres de sus hijos pretendían pasar un fin de semana largo en Pichilingue, una playa privada. Allí los sorprendieron las tormentas. No pudieron salir de la casa hasta el lunes: “No nos habíamos dado cuenta de la magnitud del desastre. El lunes, que salimos a comprar víveres, ya no había pan, ni huevo, ni fruta, el agua escaseaba, todo estaba vacío”. Vía telefónica dijo ayer que la luz volvió, pero sólo hay víveres en tiendas de conveniencia.
Mientras Guerrero se recupera, las tormentas dejaron ayer un nuevo Estado en situación de emergencia: Oaxaca, donde hay 13 mil personas incomunicadas en 29 localidades, alertó el Gobierno federal.
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