En una declaración de prensa enviada a los medios, las FF.AA. indica que este tipo de “accidentes lamentables, dolorosos” pasan no obstante las previsiones y asegura que, en el caso en que murieron los pilotos Carlos Manuel Guerrero Guerrero y Rafael Eduardo Sánchez Astacio, hubo una rápida respuesta del personal de rescate de la Marina de Guerra, del Cuerpo de Bomberos y de la Fuerza Aérea.
Añade que ambos pilotos fueron sacados del agua amarrados a los asientos y con sus cascos puestos, pero al parecer murieron a consecuencia del impacto.
El avión que pilotaban fue localizado a 80 pies de profundidad, por lo que los buzos de la Marina de Guerra tuvieron que esforzarse para poder recuperar los cuerpos.
El Ministerio de las Fuerzas Armadas declara que es de su interés que sean determinadas de manera precisa y clara las circunstancias en torno al accidente que involucró al avión T-35 Pillán de la Fuerza Aérea.
La junta investigadora del accidente está presidida por el mayor general piloto Ismael Antonio Alvarado, viceministro de las Fuerzas Armadas por la Fuerza Aérea.
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