SANTO DOMINGO (R. Dominicana).- Rubén Bichara repitió este martes la categórica afirmación que había hecho el día antes: en la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales, de la que ahora es vicepresidente ejecutivo, lo único que respira es deuda.
Y no es para menos si se admite válida la cifra que él aporta: 1,000 millones de dólares adeudados solo a los generadores, la más grande acreencia de la CDEEE en toda su historia.
Este miércoles, Celso Marranzini, reemplazado en el cargo por Bichara, parece tomar revancha contra el hombre que, en septiembre de 2010, hizo destituir de la administración de EdeEste, junto a sus pares de EdeSur y EdeNorte, por inconformidad con “los pobres resultados” de las distribuidoras. Tres administradores extranjeros, que ya habían estado vinculados al sector eléctrico en el país, vinieron a ocupar el lugar de los desplazados.
En una extensa carta dirigida no al presidente Danilo Medina, quien debe solucionar, si puede, los entuertos del sector eléctrico, sino al expresidente Leonel Fernández, quien lo designó en el cargo, Marranzini se esfuerza, citando números, en realzar la importancia de una labor, la suya, sin la cual la CDEEE no gozara de su actual crédito ciudadano ni él hubiera sido citado entre los diez funcionarios mejor valorados del pasado gobierno.
La carta de Marranzini a Fernández, publicada a página entera en los diarios matutinos impresos, comienza destacando el ahorro de un 50% en gastos salariales sin que, afirma, hubiera necesidad de “masacres laborales”. La nómina que dejó, 9,578 empleados, consume mensualmente 276.2 millones de pesos.
Como segunda cuestión, el exejecutivo de la CDEEE destaca la deuda con los generadores, cifrándola en 768 millones de dólares. Un ejercicio de suposiciones hace concluir a Marranzini que esta deuda pudo haber quedado en apenas 200 millones de dólares si las instituciones públicas “no cortables” hubieran pagado su acreencia de 2,000 millones de pesos y si los 500 millones de dólares de los bonos soberanos –cuya emisión fue autorizada por el Congreso en medio de un intenso debate— hubieran sido desembolsados.
En el recorrido por sus éxitos, Marranzini saca a relucir la eficacia en el pago de la deuda con los generadores, cuyos plazos se redujeron de 180 a 45 días; las renegociaciones de contratos con AES y EGEHAINA; la finalización por arbitraje del contrato con una empresa filipina –de la que no escribe el nombre— “que pretendía traer barcazas que hubieran aumentado el costo marginal de generación”; y la “desactivación” de la “amenaza” de arbitraje contra la CDEEE y el Estado derivada de los contratos firmados por la administración de Radhamés Segura para dos plantas de carbón que no consiguieron financiamiento.
A su salida de la CDEEE, le dice Marranzini a Fernández en su carta, las cobranzas son mayores en 65% que las encontradas en 2009, cuando llegó a la empresa. Además, impuso la transparencia en las cifras de las distribuidoras, “donde se manipulaban las bases de datos con clientes, se incorporaban deudas inexistentes y los niveles de pérdidas superaban en mucho los reportados”.
La mención de sus triunfos es prolija. Y claramente destinada a salvaguardar la calidad de su gestión en la CDEEE de los efectos de las declaraciones de Bichara.
“Ninguno de los logros mencionados, y que nos permiten hacer entrega al nuevo Gobierno de un sector encausado hacia la solución del problema, hubiesen sido posibles sin su apoyo, decisión y colaboración. Me hubiese gustado haber encontrado un apoyo similar en el Ministerio de Hacienda y precios de petróleo similares a los del 2009”, dice Marranzini casi al final de su carta al expresidente Fernández.
Redacción@7dias.com.do
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