SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Este domingo 27 de marzo fue un día muy esperado por los promotores de la figura del presidente Leonel Fernández como candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana para las elecciones de mayor del próximo año.
Pese a que se trata de una propuesta completamente arbitraria al espíritu de la Constitución del país, el ambiente era el propio de una fiesta, dominado por la música, las expresiones de entusiasmo y coros improvisados que dejaban notar algunas emociones.
A la vez era una manifestación clara de caos y desorden, pues pese a que ahí se concentraron miles de personas los organizadores hicieron un pésimo trabajo de señalización y orientación. Nada que ver con el que una vez fuera el disciplinado y organizado Partido de la Liberación Dominicana.
Donde un letrero indicaba “Entrada para la Prensa”, por ejemplo, no había ninguna entrada, y cientos de personas daban vueltas alrededor del Palacio de los Deportes buscando la puerta correspondiente para entrar. Peor que las señalizaciones turbadoras eran los miembros del “Staff”, que lucían tan desorientados como los invitados y desatinaban en cada intento de ayudar a las personas.
Aunque el acto estaba convocado para media mañana (las 10:00am), desde muy temprano el Estadio Olímpico estaba repleto de “peledeístas” y venduteros que aprovecharon la concentración para exhibir sus productos, una diversidad que iba desde agua y comida hasta sombreros, collares y otros accesorios con motivos morados o amarillos. Las guaguas del interior llegaban en caravanas y los peledeístas desplazaban los cristales para hacer ondear sus banderas moradas y lucir otros atuendos con destacada algarabía.
En unos autobuses se percibía más júbilo que en otros. Desde uno de los que se notaban con ánimo más apagado se oye la voz de un hombre que saca la cabeza -y sobresale a pesar de los ruidos- para vocearle a la prensa:
“¡he sido engañado, porque me han traído a la Capital con la promesa de darme unos chelitos, y todavía no he recibido nada”.
Vinieron personas de todas partes del país, desde Pedernales hasta Montecristi, y desde La Altagracia hasta Samaná.
Entre ellos, algunos que no tienen reparos para declarar que no secundan la idea de que el Presidente se lance tras la candidatura presidencial y que sólo estaban en esa actividad porque les implicaría ingresos extras.
Así lo testificó Génderson, un joven de Pedernales que se levantó a las 3 de la madrugada para poder estar en la actividad, pero dice que votará por el opositor Partido Revolucionario Dominicano (PRD) porque, según su propio testimonio, sólo recibieron $300 de los $600 pesos prometidos a cambio de venir a la Capital, y además se identifica como un “perredeísta de corazón”.
Aunque muchos de los que participaban en el acto están conscientes de que es un proyecto que constituye una arbitrariedad y que persigue ejecutar una acción violatoria de la Carta Magna, consideran que se justifica porque “el país lo necesita”, como dice Minga Abreu, que vino de Montecristi, provincia del extremo fronterizo noroeste.
Otros no tienen idea de lo que la eventual postulación de Fernández significaría. Un ejemplo es caso de Gregorio González, un joven de 18 años que vive en Alma Rosa, Santo Domingo Este. Fue a apoyar el acto reeleccionista pero desconoce que en República Dominicana es inconstitucional que un presidente opte por la presidencia en el período inmediato a su mandato. Cuando se le plantea esta prohibición, sólo atina a responder: “la gente dice eso, pero no es que él (el presidente Fernández) quiera violar a alguna ley, si no que él quiere seguir en el poder”.
Cuando por fin empieza el espectáculo..
El calor era intenso dentro del Palacio de los Deportes y el ruido insufrible. A la música de animación se le sumaban las constantes discusiones de los invitados que se disputaban un asiento o un lugar desde el cual se pudiera ver con claridad el escenario y, naturalmente, los enfrentamientos verbales entre los encargados del orden y la seguridad y miembros de la prensa.
En los espacios más cómodos y cercanos al lugar reservado para el presidente Fernández y su familia se acomodaban los senadores, miembros del comité político del PLD, funcionarios y dirigentes de otros partidos, aliados, que abogan por una candidatura de Fernández a la presidencia de la República.
Freddy Pérez, considerado junto a Félix Bautista como los principales promotores de esa idea, ocupó bien temprano su asiento, a diferencia de Bautista, que se reservó el bombo de entrar al escenario con el Presidente de la República, la primera dama Margarita Cedeño, y Omar Fernández, el hijo del primer mandatario.
La actividad comenzó formalmente a las 11 y 25 minutos de la mañana, cuando por fin el más halagado del encuentro, el presidente Leonel Fernández, se dispuso a hacer su entrada. Lo hizo despacio, como las grandes estrellas de la música; despacio saludó y recibió efusivos saludos de sus más cercanos seguidores, mientras la gente aplaudía animada por los locutores Omar Liriano y Rubén Camilo.
El calor se incrementaba en la medida en que la hora avanzaba y los seis o siete minutos que el primer mandatario pasó haciendo su saludo inicial parecían una hora. Fue un momento de gran algarabía, en el que, vergonzosamente, hasta funcionarios y altos dirigentes de su partido, como presas de un paroxismo extraño, se arrojaban con todo el cuerpo para tocar su mano, como en la antigua historia bíblica que cuenta cómo los enfermos anhelaban tocar a Jesús para ser beneficiados con un milagro.
Si los cinco minutos de saludos previos parecían pasar despacio, peor fue la hora durante la cual el presidente Fernández recibió la representación de las provincias y la comunidad peledeísta en el exterior. Durante todo este tiempo legisladores y funcionarios de su Gobierno desfilaron para hacer entrega de los 700 tomos que presuntamente contienen alrededor de dos millones 200 mil firmas de ciudadanos que le piden a Fernández lanzar su precandidatura.
Finalmente, a la una y media de la tarde, todo terminó. Los miles de ciudadanos convocados volvieron a sus comunidades con las mismas interrogantes con que vinieron. De hecho, entre los mismos periodistas, ciertamente no se discutía qué había dicho el Primer Mandatario, si qué lectura podía dársele a sus palabras, muy eclécticas e imprecisas, como siempre que se habla de reelección.
Si a juzgar por el león…
Entre las manifestaciones de algarabía y entusiasmo más originales estaba la de Alejandro Bonifacio Torres, un empleado público que decoró la capota de su carro con un enorme león fabricado por él mismo.
Muy lejos de transmitir la idea de fuerza y ferocidad que pretendía para apoyar la reelección, resultó un león horrible, falto de dientes, sin garras, con el pelaje gris y otros defectos físicos muy visibles.
Como si fuera poco, daba la impresión de ser cojo porque las patas traseras lucían más pequeñas que las delanteras. El gris de su pelaje lo hacía parecer viejo y enfermo.
Cuando se le preguntó por qué del aspecto demacrado del rey de la selva, atinó a responder: “¡Así está el Presidente Fernández, cansado y viejo de tanto trabajar!”. Pero rápidamente Alejandro se da cuenta que ha sido muy sincero con periodistas y personas extrañas, y corrige su punto de vista, afirmando que su intención es describir al líder del PLD “como un hombre que ha entregado su juventud a la patria”.
Cualquier parecido con la percepción de que el Gobierno de Fernández está muy desgastado es pura coincidencia.
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