El jefe de la Policía, mayor general Rafael Guillermo Guzmán Fermín, dispuso que el general Rafael Calderón Efres, director Regional Sur, con asiento en Barahona, se traslade al municipio de Tamayo, para investigar la denuncia hecha por el sacerdote de la parroquia San Antonio de Padua, en el sentido de que la delincuencia es incontrolable en esa zona.
De igual manera, el jefe policial instruyó al general Calderón Efres para que en caso de ser cierta la denuncia, se adopten las medidas que sean necesarias para devolver la tranquilidad a los residentes en Tamayo, Barahona.
El mayor general Guzmán Fermín dijo que bajo ninguna circunstancias se puede permitir que un grupito de delincuentes pretenda mantener en zozobra a toda una comunidad.
El jefe policial reconoció que Tamayo es un pueblo de gente laboriosa, especialmente en la agricultura, que merece vivir en paz y tranquilidad.
En su columna de ayer, titulada “Reflexiones”, Tomás Aquino Méndez, denuncia que Tamayo, hasta hace poco era un pueblo apacible, tranquilo, pero que se ha tornado “invivible” y que tanto los residentes como el sacerdote Manuel Luis, de la parroquia San Antonio de Padua, están muy preocupados por el alto índice de delincuencia registrado allí.
De acuerdo a su denuncia, el religioso se queja porque los agentes no se ven en las calles del pueblo de Tamayo.
Asegura que los asaltos se producen a cualquier hora del día o de la noche, tanto en vías solitarias como en las muy pobladas.
Los pobladores ya no pueden transitar libremente a las 11:00 de la mañana o las 3:00 de la tarde, como tamapoco a las 10:00 de la noche o las 4:00 de la madrugada porque los asaltos están en cualquier esquina.
¿Qué ha pasado en esta laboriosa comunidad, de hombres trabajadores, decentes y hogareños?, se pregunta Tomás Aquino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario