Tostadito, con un poco de margarina. En un sándwich, con el famoso dúo de jamón y queso o con atún, tomate, lechuga, cebolla picadita y una cremita... El pan integral es sabroso de todas las formas.
¡Sabrosos hay muchos panes! -dirá usted- pero pocos pueden darse el lujo de presumir también de sus dotes nutritivas como éste.
Y es que está elaborado con harina de trigo no refinada (posee más salvado) y cuenta con una gran cantidad de fibra dietética que agrega, a sus dotes de sabor, lo nutritivo.
Aporte a su dieta diaria. A los beneficios de consumir pan integral ya mencionados podemos agregar los siguientes: Importante aporte de fibras, vitaminas y minerales.
Disminuye el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, ya que la fibra disminuye el colesterol malo, reduce los triglicéridos y aumenta el colesterol bueno; reduce el riesgo de cáncer, especialmente el colo-rectal y es beneficioso en caso de diabetes, pues disminuye la velocidad de la absorción de la glucosa.
Ayuda a combatir la obesidad, pues la fibra brinda mayor sensación de saciedad; además, mejora el funcionamiento intestinal, ya que su alto contenido en fibras ayuda a regularizar el tránsito lento, previniendo la constipación.
Aliado de la figura. Ya dijimos que es sabroso y nutritivo, pero la razón principal por la que el pan integral es famoso es por lo bien que le hace a nuestra figura.
Esto se debe a que -como explicamos anteriormente- es rico en fibras dietéticas, por lo que a diferencia del pan blanco, en vez de transformarse en grasa, estimula la desintoxicación del organismo. Esta es la razón por la que quienes son confesos amantes del pan puedan disfrutarlo sin remordimientos.
Hay para elegir. No gustar de la monotonía no es una excusa válida para evadir el consumo de pan integral, ya que además del sabor clásico, hay deliciosas opciones: con almendra, con avena, con miel y hasta con chispitas de chocolate.
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