JIMANÍ, República Dominicana.- Mientras afuera se aglomeran los curiosos, el flujo de víctimas del terremoto que llegan al Hospital Melenciano, de Jimaní, no cesa.
Más de 200 personas habían sido atendidas en este pequeño nosocomios hasta el mediodía de este jueves. Entre las víctimas que había al menos dos mujeres embarazadas y unos 25 niños, según datos ofrecidos por el director del único centro asistencial del municipio, Francis Moquete.
Tan sólo en la noche del miércoles se realizaron unas 78 cirugías. Un equipo médico, compuesto por ginecólogos, traumatólogos, ortopedas, epidemiólogos, entre otros, se trasladó desde otros puntos del país para dar su apoyo.
Tan pronto ingresan al lugar, un equipo de enfermeras se encarga de vacunar contra el tétanos y la difteria a los pacientes y a sus ayudantes.
“Vienen en todo tipo de vehículos”, señaló el presidente del Consejo de la Cruz Roja, Tomás Leyba. Esta mañana le tocó atender a dos nacionales haitianos con las pelvis rotas que llegaron montados en un motor. “No me explico cómo pudieron” viajar en moto, se sorprendió el socorrista.
Leyba esperan que este jueves lleguen aún más víctimas, al tiempo que avancen los trabajos de rescate.
El representante de la Cruz Roja reporta dijo que ha atendido a unos 19 dominicanos residentes en Haití. Uno de ellos murió mientras era trasladado. La única referencia que se tiene es que le decían don Luis.
Hoy llegaron dos cadáveres de dominicanos que laboraban en la empresa constructora Elsamex. Luis Bolívar Núñez y Manuel Lora Acosta, ingeniero y contable, respectivamente. Eran los únicos que todavía permanecían desaparecidos, confirmó Diógenes Paulino, maestro soldador perteneciente a la empresa que participó en el rescate y el traslado de sus cuerpos.
Paulino contó a Clave Digital que desde el miércoles en la tarde trabajó junto a un equipo en la remoción de escombros de la oficina. “Hubo uno que murió dando gritos porque no pudimos sacarlo. Es lo que me da más pena”.
Los heridos más graves son referidos a los hospitales de Barahona, Azua y Santo Domingo. Dado que desbordan la capacidad del hospital, se trasladan a los que no están en tan mal estado al Centro Parroquial de la Iglesia Católica, donde enfermeras y médicos les dan seguimiento.
La incertidumbre
Allí, algunos se lamentan del dolor y otros ponen en común sus tragedias. Katerina Vellon descansaba junto a su hermano, Paul. La noche anterior le fueron amputados cuatro de sus dedos. En Haití, su hijo la espera junto a una hermana. Vinieron desde Delmas. “Todo está destruido”. Sólo recuerda que estaba en un tercer piso cuando todo se desplomó. Lo otro fue cuando la rescataron.
Frente a ella, Tana Cicerón cuida a su prima de 9 años. No sufrió daños, pero su tía sí. Tiene las piernas fracturadas y aguarda en el hospital. Ellas también vienen de Delmas. Sus tres hijos y su mamá están refugiados en un campamento junto al Aeropuerto Toussaint L’Ouverture de Puerto Príncipe. Dice que no sabe lo que hará. Aún conoce el paradero del resto de su familia. “Algunos han muerto, otros sólo se fracturaron”, comenta.
Juan Marcos José es quien les sirve de intérprete. Conoce bien el idioma porque trabaja en el traslado de alimentos hacia Santo Domingo. Su familia estaba fuera de la casa y sólo por eso pudieron salvarse.
“Pero lo perdimos todo. No hay nada en Haití, no hay nada que hacer, vine a ayudar aquí a los haitianos que no saben hablar el idioma”, comentó.
Hasta este jueves no han faltado medicamentos ni equipo médico, dijo Moquete. Es sólo que el hospital es pequeño. Algunos pacientes haitianos que yacían acostados en el Centro Parroquial dijeron sentirse bien con las atenciones.
Campamento médico
Además los pacientes que llegan por sus propios medios al hospital Melenciano, centenares de víctimas reciben atención en el campamento estableció por el gobierno dominicano frente al puesto fronterizo de Jimaní.
El secretario de Salud, Baustista Rojas, quien desde el miércoles se ha trasladado a Puerto Príncipe, indicó que la institución que dirige envió a la capital haitiana 10 ambulancias y ocho consultorios móviles.
“Lo que no podemos resolver con estas clínicas móviles, los mandamos a la frontera”, explicó el galeno, al reconocer la insuficiencia de la falta de medios de transporte para movilizar a las víctimas.
Bautista destacó sin embargo que “la capacidad que tenemos que tenemos es bastante buena”.
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