Los costos varían entre las diferentes empresas remesadoras. |
Roberto Guzmán/Clave Digital |
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Nelson Cueva, dominicano residente en Nueva York, cada sábado se dirige a una de las sucursales de Remesas Quisqueyana en esa urbe estadounidense, y entrega US$300 para que en menos de una hora se lo hagan llegar a su esposa, en República Dominicana. La mujer recibe el dinero en su casa, de la mano de un mensajero de Carioca, agencia que funge como pagadora de Quisqueyana en el país.
Cueva, que se gana la vida como electricista, revela a CLAVE que por ese servicio paga una comisión de transferencia de alrededor de 5%. Cuenta que pide a la remesadora (MTO) que la entrega se haga en su equivalente en pesos para que su esposa “no tenga que ir a cambiar (los dólares) y arriesgarse” en la calle.
De ese modo, cada semana su transferencia se mueve por uno de los corredores de remesas que conectan a República Dominicana con los países de origen de este moderno “situado”, en especial, con Estados Unidos y España.
Durante 2008, por estos canales llegaron a al país US$3,110.7 millones y durante la última década, este flujo de divisas representó en promedio un 9.7% del PIB. Una encuesta realizada por Bendixen & Associates revela que el 38% de la población dominicana es receptora de remesas.
Nelson Cueva, con 30 años residiendo en Estados Unidos, donde alcanzó la ciudadanía, es uno de los tantos dominicanos y dominicanas que no han olvidados sus raíces, una fidelidad que ha convertido a la nostalgia en la tercera fuente de divisas de República Dominicana.
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