Por FERNANDO PEÑA
Aquí no se ha avanzado nada en la lucha contra la
corrupción. Para poder avanzar se necesitaría una enorme voluntad
política de parte del presidente, del gobierno, del sector privado e
incluso de organismos internacionales.
Nadie ha tomado en serio la lucha contra la corrupción; es un recurso meramente político electoral.
Esa es la gran realidad.
Ha habido inacción y despreocupación en todos los casos denunciados.
La preocupante realidad de la magnitud de la corrupción administrativa en nuestra media isla debe llevar a reflexionar al presidente electo Danilo Medina, a la sociedad civil y a los partidos de oposición, de cómo encararla, como enfrentarla.
Se hace vital promover el imperio de la ley, la protección de los derechos de propiedad, la libertad de prensa, la competencia en el ámbito político y la transparencia en general y en las políticas en particular (por ejemplo, en el financiamiento de las campañas electorales).
Se puede controlar la corrupción aumentando la transparencia y la competencia.
La sociedad civil, los medios de información, el congreso, el Poder Judicial y el sector privado deben participar plenamente con voz y voto.
Comunicadores y periodistas han asumido la denuncia de la corrupción de forma vertical, Nuria Piera, Alicia Ortega, Huchi Lora y otros tantos, han presentado denuncias con pruebas testificales y documentales…siempre se quedan en el olvido.
Siempre todo el mundo desea investigar a la administración anterior pero nadie quiere investigar a la administración actual, es un maneje político de protección e impunidad, de borrón y cuenta nueva, esa es la gran paradoja.
Lo de José Enrique Sued no escapa a esa realidad. Todo depende del lado de las elites políticas que él decida apoyar. Porque aquí no existe unan política anticorrupción definida, mucho menos voluntad política del presidente y el gobierno para enfrentarla.
Con el sonado caso de Félix Bautista pasara igual.
Y poco a poco nos vamos muriendo de asfixia moral…
El obstáculo principal es la falta de voluntad del poder constituido para enfrentar la corrupción.
Es que la corrupción política se asienta en la construcción de redes de alianzas, complicidad e impunidad de los diversos actores poderosos que intervienen en la cadena, es decir, en la construcción de un poder de la corrupción.
Eso se ha hecho más que evidente en estos gobiernos de Leonel Fernández.
La corrupción se podrá enfrentar cuando tengamos un nuevo poder, que establezca una alianza estratégica del aparato anticorrupción del Estado, con la participación de la sociedad civil y la acción de la opinión pública.
¿Se animará Danilo Medina a establecer esa alianza?. Lo dudo…
El autor es periodista. Reside en Santiago de los Caballeros
Nadie ha tomado en serio la lucha contra la corrupción; es un recurso meramente político electoral.
Esa es la gran realidad.
Ha habido inacción y despreocupación en todos los casos denunciados.
La preocupante realidad de la magnitud de la corrupción administrativa en nuestra media isla debe llevar a reflexionar al presidente electo Danilo Medina, a la sociedad civil y a los partidos de oposición, de cómo encararla, como enfrentarla.
Se hace vital promover el imperio de la ley, la protección de los derechos de propiedad, la libertad de prensa, la competencia en el ámbito político y la transparencia en general y en las políticas en particular (por ejemplo, en el financiamiento de las campañas electorales).
Se puede controlar la corrupción aumentando la transparencia y la competencia.
La sociedad civil, los medios de información, el congreso, el Poder Judicial y el sector privado deben participar plenamente con voz y voto.
Comunicadores y periodistas han asumido la denuncia de la corrupción de forma vertical, Nuria Piera, Alicia Ortega, Huchi Lora y otros tantos, han presentado denuncias con pruebas testificales y documentales…siempre se quedan en el olvido.
Siempre todo el mundo desea investigar a la administración anterior pero nadie quiere investigar a la administración actual, es un maneje político de protección e impunidad, de borrón y cuenta nueva, esa es la gran paradoja.
Lo de José Enrique Sued no escapa a esa realidad. Todo depende del lado de las elites políticas que él decida apoyar. Porque aquí no existe unan política anticorrupción definida, mucho menos voluntad política del presidente y el gobierno para enfrentarla.
Con el sonado caso de Félix Bautista pasara igual.
Y poco a poco nos vamos muriendo de asfixia moral…
El obstáculo principal es la falta de voluntad del poder constituido para enfrentar la corrupción.
Es que la corrupción política se asienta en la construcción de redes de alianzas, complicidad e impunidad de los diversos actores poderosos que intervienen en la cadena, es decir, en la construcción de un poder de la corrupción.
Eso se ha hecho más que evidente en estos gobiernos de Leonel Fernández.
La corrupción se podrá enfrentar cuando tengamos un nuevo poder, que establezca una alianza estratégica del aparato anticorrupción del Estado, con la participación de la sociedad civil y la acción de la opinión pública.
¿Se animará Danilo Medina a establecer esa alianza?. Lo dudo…
El autor es periodista. Reside en Santiago de los Caballeros
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