Atribuir delitos a una persona creándole un expediente falso,
detener a un ciudadano sin que haya cometido infracción, limitar el
porte de pancartas en actos públicos coartando la libertad de expresión y
la exigencia de permisos para realizar eventos públicos masivos, son
algunas de las acciones que regularmente la población entiende
sintomáticas de la represión policial, cuyo origen [U1] se remonta a la
dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina.
La muerte de Trujillo sacó del país a sus familiares y modificó la manera de ver la diversidad política, marcando el fin de la dictadura. Pero las instituciones en las que se apoyó el tirano, como el Ejército Nacional, la Policía y la Marina de Guerra[U2] no han cambiado. La esencia de la tiranía quedó en el alma de esos organismos.
Tampoco cambió el vínculo político que El Jefe estableció con un conjunto de familias que estuvieron a su servicio. El nexo continuó de largo, simplemente adaptándose a los nuevos tiempos, afirma el dirigente perredeísta Rafael Taveras, Fafa.
“La Policía Nacional y Ejército, eran utilizados por “El Jefe” contra sus adversarios. Tenían libertad absoluta para reprimir y matar, incluso para extorsionar. La Policía no era una entidad para garantizar a la ciudadanía seguridad sino la seguridad del control de la dictadura sobre la población”, cuenta Fafa.
Taveras está convencido de que en cierta medida la Policía actual mantiene el mismo espíritu de su origen, de control y represión y no de garantizar el derecho de los ciudadanos.
Asegura que esa mística no ha sido olvidada del todo. Como ejemplo habla de la desaparición de Juan Almonte Herrera, quien habría desaparecido tras ser secuestrado por parte de la Policía, en la gestión del exjefe de la institución Rafael Guillermo Guzmán Fermín.
De igual manera, señala que más de 3 mil personas murieron en supuestos intercambios de disparos durante los ocho años de gobierno de Leonel Fernández.
Represión policial en la Era de Trujillo. Fafa fue parte importante del Movimiento 14 de Junio y con escasos 20 años fue confinado a prisión acusado de formar parte de un complot antitrujllista.
Explica que los actos de represión en la dictadura fueron variados y constantes, que muchas personas opuestas al régimen eran detenidos por agentes que les propinaban “pelas”, y utilizaban la tortura en cualquiera de sus formas, en centros especializados como las cárceles del 9 y La 40.
Un instrumento de castigo era el bastón, un artefacto con baterías de foco que se usaba para hacer caminar a los toros cuando se resistían. “Este aparato presionado con la punta tenía una concentración eléctrica terrible cuando se le aplicaba en los testículos o en el corazón a las personas”, dice Fafa.
Narra que los maltratos de la Policía eran sin ninguna consideración humana y en las calles se encontraban con frecuencia cadáveres de personas asesinadas.
“Decir que moriste en un accidente, cuando fue provocado como le ocurrió a Ramón Aristy y a las hermanas Mirabal sucedía con frecuencia en esa época”, detalla.
La Policía actual. “La Policía es una institución de degradación política y hoy día es un instrumento de acumulación bajo el mando de sus jefes. Al mismo tiempo un organismo de opresión porque la mayoría de sus miembros están mal pasando con lo poco que ganan, no se organizan, ni tienen derecho por su escalafón. Un órgano terrible de control social y de opresión interna para sus miembros. Es por eso que de allí salen pandillas de oficiales y miembros que se la buscan por su propia cuenta”, denuncia Taveras.
Además, afirma que la Policía debe ser auditada para que la ciudadanía sepa cómo es que ella trabaja y para que la discusión de cómo se estar organizada parta de no aceptar la forma en cómo se ha estado dirigiendo hasta ahora.
Estudiar la uniformada. Para el mayor general retirado de la PN, periodista y estudioso de la uniformada, Juan Tomás Taveras Rodríguez, el análisis de la entidad castrense hay que dividirlo en tres períodos: antes de Trujillo, primeros años de la dictadura y período post Trujillo.
Señala que cuando los policías eran municipales y dependían de los ayuntamientos y alcaldías, se manejaban más acorde a las necesidades de la ciudadanía.
Taveras Rodíguez explica que en los primeros años de la Era de Trujillo, en el año 1936, se funden todos los cuerpos de policías municipales y locales en un solo cuerpo llamado Policía Nacional, que es la que permanece hasta hoy día, creada con el objetivo de servir únicamente a los intereses del régimen, sus aliados, así como perseguir y reprimir a todos los opositores.
Después de la muerte del sátrapa la jefatura de la Policía cambió estructuralmente con nuevas nomenclaturas y cantidad de miembros, pero la mística, la filosofía, la cultura y la metodología de sus acciones se mantienen intactas, asegura el estudioso.
Informó que el 95 por ciento de los policías y militares desconocen su propia ley orgánica y las leyes del país y eso es el interés de sus superiores para manejarlos a su conveniencia.
“Si sus jefes los enviaran a cumplir correctamente la ley, ellos harían lo correcto”, puntualizó.
La muerte de Trujillo sacó del país a sus familiares y modificó la manera de ver la diversidad política, marcando el fin de la dictadura. Pero las instituciones en las que se apoyó el tirano, como el Ejército Nacional, la Policía y la Marina de Guerra[U2] no han cambiado. La esencia de la tiranía quedó en el alma de esos organismos.
Tampoco cambió el vínculo político que El Jefe estableció con un conjunto de familias que estuvieron a su servicio. El nexo continuó de largo, simplemente adaptándose a los nuevos tiempos, afirma el dirigente perredeísta Rafael Taveras, Fafa.
“La Policía Nacional y Ejército, eran utilizados por “El Jefe” contra sus adversarios. Tenían libertad absoluta para reprimir y matar, incluso para extorsionar. La Policía no era una entidad para garantizar a la ciudadanía seguridad sino la seguridad del control de la dictadura sobre la población”, cuenta Fafa.
Taveras está convencido de que en cierta medida la Policía actual mantiene el mismo espíritu de su origen, de control y represión y no de garantizar el derecho de los ciudadanos.
Asegura que esa mística no ha sido olvidada del todo. Como ejemplo habla de la desaparición de Juan Almonte Herrera, quien habría desaparecido tras ser secuestrado por parte de la Policía, en la gestión del exjefe de la institución Rafael Guillermo Guzmán Fermín.
De igual manera, señala que más de 3 mil personas murieron en supuestos intercambios de disparos durante los ocho años de gobierno de Leonel Fernández.
Represión policial en la Era de Trujillo. Fafa fue parte importante del Movimiento 14 de Junio y con escasos 20 años fue confinado a prisión acusado de formar parte de un complot antitrujllista.
Explica que los actos de represión en la dictadura fueron variados y constantes, que muchas personas opuestas al régimen eran detenidos por agentes que les propinaban “pelas”, y utilizaban la tortura en cualquiera de sus formas, en centros especializados como las cárceles del 9 y La 40.
Un instrumento de castigo era el bastón, un artefacto con baterías de foco que se usaba para hacer caminar a los toros cuando se resistían. “Este aparato presionado con la punta tenía una concentración eléctrica terrible cuando se le aplicaba en los testículos o en el corazón a las personas”, dice Fafa.
Narra que los maltratos de la Policía eran sin ninguna consideración humana y en las calles se encontraban con frecuencia cadáveres de personas asesinadas.
“Decir que moriste en un accidente, cuando fue provocado como le ocurrió a Ramón Aristy y a las hermanas Mirabal sucedía con frecuencia en esa época”, detalla.
La Policía actual. “La Policía es una institución de degradación política y hoy día es un instrumento de acumulación bajo el mando de sus jefes. Al mismo tiempo un organismo de opresión porque la mayoría de sus miembros están mal pasando con lo poco que ganan, no se organizan, ni tienen derecho por su escalafón. Un órgano terrible de control social y de opresión interna para sus miembros. Es por eso que de allí salen pandillas de oficiales y miembros que se la buscan por su propia cuenta”, denuncia Taveras.
Además, afirma que la Policía debe ser auditada para que la ciudadanía sepa cómo es que ella trabaja y para que la discusión de cómo se estar organizada parta de no aceptar la forma en cómo se ha estado dirigiendo hasta ahora.
Estudiar la uniformada. Para el mayor general retirado de la PN, periodista y estudioso de la uniformada, Juan Tomás Taveras Rodríguez, el análisis de la entidad castrense hay que dividirlo en tres períodos: antes de Trujillo, primeros años de la dictadura y período post Trujillo.
Señala que cuando los policías eran municipales y dependían de los ayuntamientos y alcaldías, se manejaban más acorde a las necesidades de la ciudadanía.
Taveras Rodíguez explica que en los primeros años de la Era de Trujillo, en el año 1936, se funden todos los cuerpos de policías municipales y locales en un solo cuerpo llamado Policía Nacional, que es la que permanece hasta hoy día, creada con el objetivo de servir únicamente a los intereses del régimen, sus aliados, así como perseguir y reprimir a todos los opositores.
Después de la muerte del sátrapa la jefatura de la Policía cambió estructuralmente con nuevas nomenclaturas y cantidad de miembros, pero la mística, la filosofía, la cultura y la metodología de sus acciones se mantienen intactas, asegura el estudioso.
Informó que el 95 por ciento de los policías y militares desconocen su propia ley orgánica y las leyes del país y eso es el interés de sus superiores para manejarlos a su conveniencia.
“Si sus jefes los enviaran a cumplir correctamente la ley, ellos harían lo correcto”, puntualizó.
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