Existen jugadores que desfilan por las mayores sin pena ni gloria. Sencillamente, son peloteros del montón.
Sin embargo, hay otros que pasan por las Grandes Ligas y siempre se les recuerda por un batazo importante, un robo de bases o una atrapada espectacular.
Pero, Willie Howard Mays es recordado por múltiples facetas de su juego. Era un bateador inmejorable, un fildeador fuera de lo normal y, además, un corredor astuto sobre las almohadillas.
Mays firmó con los Gigantes de Nueva York en 1950 y permaneció casi dos temporadas en los circuitos minoritarios de la organización. En ese lapso de tiempo, concluyó con un robusto promedio de .393, además de un porcentaje de fildeo de .990.
Con esos excelentes números, la franquicia de Nueva York palpó que Mays estaba listo para las mayores y el 25 de mayo de 1951 el jardinero hizo su debut en la gran carpa.
Con apenas 20 años de edad, Mays se adueñó del jardín central de los Gigantes y consiguió estadísticas destacables que le hicieron merecedor del premio de Novato del Año.
El nativo de Westfield, Alabama, bateó para un decente .274, 68 carreras impulsadas y 20 jonrones, bambinazos que le facilitaron el premio al mejor novato, ya que para la época era una cantidad respetable.
Para 1952, Mays tuvo un mal inicio en los primeros 34 juegos de la campaña, al parecer por el supuesto “maleficio del segundo año”. Para completar su desgracia, fue alistado por el ejército de Estados Unidos y perdió el resto de la temporada y la próxima.
Mays regresó para el inicio de la estación de 1954 y desde ahí comenzó a amontonar una de las mejores estadísticas para pelotero alguno en la historia de las mayores.
Es que ese año fue muy especial. Mays ganó su única corona de bateo con average de .345, además de conseguir los lideratos de triples, slugging y OPS, valiéndole esos premios para alzarse también con el galardón de Jugador Más Valioso.
Para completar la temporada, los Gigantes barrieron a Cleveland en la Serie Mundial y Mays realizó en el partido número uno aquella atrapada memorable totalmente despalda al plato.
Después del final de la campaña de 1954, era evidente que Mays escribiría su nombre con tinta de oro en el béisbol.
Acumuló diez temporadas con promedios por encima de .300, conquistó 4 lideratos en cuadrangulares, incluyendo dos veces que sobrepasó los 50 tetrabases.
Además, se alzó con tres encasillados de triples y cuatro en hurtos, demostrando que poseía las famosas cinco herramientas del pelotero ideal de hoy en día.
También, Mays dominó la liga en hits en 1960, al totalizar 190. Su mayor cantidad de incogibles fue 208 en 1958, su sexta temporada en las Grandes Ligas. Sumó dos premios de JMV y asistió en 20 oportunidades al Juego de Estrellas.
La cifra
2,062 carreras anotadas. Mays pertenece al exclusivo club de jugadores que anotaron al menos 2,000 carreras, dieron más de 500 jonrones e igual cantidad de dobles y promedio sobre los 300 puntos. Lo acompañan solamente los también inmortales Babe Ruth y Hank Aaron.
La clave
Esplendor en los jardines
Mays acostumbró a los fanáticos a realizar jugadas difíciles y hacerlas lucir fáciles. Sus 12 Guantes de Oro de manera consecutiva son muestra palpable de lo antes señalado. Durante el clímax de su carrera, fue considerado el mejor jardinero de las mayores, además de lucirse en los demás aspectos del juego: bateo, velocidad y buen brazo desde el bosque central.
Club 3,000 hits
Miembros
1. Pete Rose 4,256
2. Ty Cobb 4,189
3. Hank Aaron 3,771
4. Stan Musial 3,630
5. Tris Speaker 3,514
6. Cap Anson 3,435
7. Honus Wagner 3,420
8. Carl Yastrzemski 3,419
9. Paul Molitor 3,319
10. Eddie Collins 3,315
11. Willie Mays 3,283
12. Eddie Murray 3,255
13. Nap Lajoie 3,242
14. Cal Ripken 3,184
15. George Brett 3,154
16. Paul Waner 3,152
17. Robin Yount 3,142
18. Tony Gwynn 3,141
19. Dave Winfield 3,110
20. Craig Biggio 3,060
21. Rickey Henderson 3,055
22. Rod Carew 3,053
23. Lou Brock 3,023
24. Rafael Palmeiro 3,020
25. Wade Boggs 3,010
26. Al Kaline 3,007
27. Roberto Clemente 3,000
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