Túnez y Egipto son los ejemplos más recientes y han llamado la atención del planeta. Los hombres y mujeres, de todas las edades y generaciones, pelean hoy por su futuro. Dicen que no temen morir, se han lanzado a las calles a protestar y han conformado revueltas ciudadanas. Aseguran que ya están muertos y sólo buscan revivir. El mundo da seguimiento y se tiene el temor por el efecto contagio al resto de los pueblos árabes.
El pueblo tiene la habilidad y el poder de generar cambios y se ha dado cuenta. Ha despertado. Se está cansando de tanta concentración de poder, de la gente que quiere controlarlo todo de manera indefinida. Quiere gobiernos más democráticos.
Es justo que los pueblos respondan enérgicamente a las medidas económicas y políticas que les oprimen y que les mantienen en un estancamiento que les empobrece más y que sólo enriquece a algunos pocos, que dan asco con su opulencia y que se engullan sin pudor los bienes, que por ley, nos pertenecen a todos.
Los ciudadanos debemos continuar organizándonos, empoderándonos e ir construyendo y conformando movimientos de verdad, a favor de la libertad, de la paz, de la democracia, en contra de la pobreza, por una sociedad más justa y equitativa.
Es justo que los pueblos respondan enérgicamente a las medidas económicas y políticas que les oprimen y que les mantienen en un estancamiento que les empobrece más y que sólo enriquece a algunos pocos, que dan asco con su opulencia y que se engullan sin pudor los bienes, que por ley, nos pertenecen a todos.
Los ciudadanos debemos continuar organizándonos, empoderándonos e ir construyendo y conformando movimientos de verdad, a favor de la libertad, de la paz, de la democracia, en contra de la pobreza, por una sociedad más justa y equitativa.
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