miércoles, 25 de noviembre de 2009

Francia impedirá empleo a inmigrantes ilegales

GOBIERNO ANUNCIA UNA LEY QUE PREVÉ EL CIERRE DE EMPRESAS QUE CONTRATEN A INDOCUMENTADOS
El gobierno francés estima que el trabajo de los inmigrantes ilegales representa el 4 por ciento del PIB en esa nación europea.

París, Francia.- El Gobierno de Nicolas Sarkozy ha anunciado una ley que prevé el cierre de empresas que contraten o empleen a inmigrantes indocumentados. Éstos trabajan en Francia, sobre todo, en restaurantes, en locales de comida rápida, en el sector de la limpieza y en la construcción.

La noticia la lanzó el ministro de Trabajo, Xavier Darcos, que fue secundado inmediatamente después por el ministro de Inmigración, el belicoso Eric Besson.

El texto de la nueva ley, según ambos ministros, estará listo en pocas semanas y dará poder a los prefectos franceses (delegados del Gobierno) de cada provincia para clausurar establecimientos que se sirvan de este tipo de inmigrantes.

“Si se demuestra que la empresa en cuestión basa su actividad en el empleo de trabajadores sin papeles o sin permiso de trabajo, se cerrará. Los trabajadores indocumentados serán indemnizados: también los que, debido a su situación, deban ser repatriados”, precisó Darcos. La ley también prevé sanciones y multas para las empresas que subcontratan a otras con trabajadores sin papeles, fenómeno corriente en el sector de la construcción en Francia, según denuncian los sindicatos.

El Gobierno francés estima que el trabajo de los inmigrantes indocumentados constituye el 4% del producto interior bruto (PIB) de Francia, esto es, 60.000 millones de euros, una cantidad equivalente al presupuesto anual de Educación, precisó Darcos. El anuncio de la futura medida no es inoportuno: desde hace seis semanas, un grupo cada vez más numeroso de inmigrantes irregulares, que ya llega a 5.000, se ha declarado en huelga, plantándose y manifestándose en los restaurantes y obras de edificios donde trabajaban, a fin de reclamar su regularización.

El Gobierno de Sarkozy, utilizando como ariete a su ministro de Inmigración, el ex socialista Besson, ha tomado en los últimos meses algunas medidas de gran re- AP percusión en la materia: desmantelamiento en septiembre de los campamentos improvisados de inmigrantes en Calais, expulsión posterior en avión de varios inmigrantes sin papeles y lanzamiento de un debate sobre la identidad nacional francesa, en el que tiene un papel predominante la integración de los extranjeros.

Los sindicatos desconfían de la medida y la califican de inservible. La oposición ha cargado contra ella. La primera secretaria del Partido Socialista francés, Martine Aubry, ha reclamado, en vez de esa ley, una regularización amplia de inmigrantes indocumentados, que en Francia, según cálculos del Gobierno, son más de 300,000.

El eurodiputado socialista Vincent Peillon coincidió con Aubry: “Para que Francia sea fiel a la imagen que tiene de luchadora por la libertad y de país que enarbola los derechos humanos, creo que hay que acoger a esa gente”.

SARKOZY EN CONTRA DE REGULAR A INMIGRANTES
El presidente francés Nicolas Sarkozy afirmó ayer que “nunca” aceptará una regularización masiva de inmigrantes en situación irregular pues sería un “error trágico” y además “contrario a los valores de la República” francesa.

“Mientras sea presidente de la República, no aceptaré una regularización global de aquellos que no tienen papeles. No lo aceptaré nunca porque es contrario a la idea que tengo de los valores de la República”, sostuvo Sarkozy durante una mesa redonda celebrada en Perreuxsur- Marne, uno de los suburbios conflictivos del este de París.

“Francia ha experimentado esta regularización en tres ocasiones (...) y eso ha llevado a que las redes de traficantes criminales sobre la pobreza y la desgracia de la gente, se digan ‘enviemos más desgraciados a Francia” afirmó Sarkozy.

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