Así lo reveló la propia educadora Eddy Yovanny Batista, quien dijo que hacía sólo ocho días había regresado a la escuela tras estar de licencia por quebrantos de salud. La profesora definió a la niña como una “simuladora”.
Dijo que ya perdonó la acción cometida por la niña, pero que la justicia se encargará de aplicar la sanción debida en el caso, que casi le arrebata la vida.
“La niña me mostraba cariño y de cuanto compraba en el recreo, me regalaba; me mimaba y me saludaba con mucha deferencia, pero nunca imaginé que esa ternura hacia mi podía convertirse con facilidad en mi entierro”, acotó en declaraciones a LISTÍN DIARIO.
Dijo que el caso la ha afectado psicológica y físicamente a tal grado que se siente en un estado de nervios extremo y que se le dificulta hasta beber, ya que el conducto digestivo quedó seriamente atrofiado con la sustancia fosforada.
Consideró que el caso de ella debe servir de reflexión tanto a la familia educativa como a los padres de niños y niñas que asisten a los centros, y abogó por un reforzamiento de los valores familiares y morales de los hijos.
Abuso sexual
La adolescente que dio de beber jugo de avena con “Plomerito” a la profesora de Hato Mayor, tenía tres meses que había sido abusada sexualmente, por lo que estaba recibiendo tratamiento psicológico.
Sheyla Rodríguez, madre de la menor, cree que este hecho afectó la siquis de la niña y provocó que variara su comportamiento. De Manuel A. Vega
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