SANTIAGO.-
Los asesinatos de mujeres, la mayoría cometidos por sus parejas o
exparejas, siguieron sembrado de luto y dolor en 2013 la región norte
del país, principalmente en Santiago, aunque estadísticas de las
autoridades revelan que hubo una disminución en comparación con el año
anterior.
Según datos proporcionados a Efe por autoridades y organismos promotores de seguridad ciudadana, entre marzo y diciembre de este año, al menos 20 mujeres perdieron la vida en medio de violencia de género ocurrida en ocho de las catorce provincias del norte.
Las autoridades cuentan entre las víctimas a Ricarda Rosa, de 42 años; Ana María Núñez, de 13; Fátima Margarita Jiménez, de 26; Mayelis Francisco, de 28; María Josefina Hernández, de 32; Margarita Jiménez; y Ana María Cáceres, de 17; y Yasmin del Carmen, de 16; quienes se encontraban embarazadas cuando fueron asesinadas.
Las autoridades informaron de que los responsables de esas muertes son hombres que sentían celos por sus parejas y otros que reaccionaron violentos porque muchas de las víctimas se negaban a reconciliarse tras separarse de sus agresores por los malos tratos físicos y sicológicos a que eran sometidas.
Según los grupos feministas del norte del país, la situación de violencia se torna mucho más grave porque en algunos de los casos los homicidas terminan con el suicidio o matando a personas ajenas al conflicto de parejas.
El 85 % de estos hechos, de acuerdo a estadísticas proporcionadas por autoridades y organismos que monitorean la seguridad ciudadana, se han registrado en Santiago, la Vega, Salcedo, Puerto Plata, Santiago Rodríguez, Valverde y otras localidades norteñas.
La portavoz de la Coordinadora de Mujeres del Cibao y del Movimiento Feminista Hermanas Mirabal, Raquel Ramírez, declaró a Efe que la situación es bien grave y que hay que comenzar a tomar medidas serias para detener estos grados de violencia.
Ramírez lamentó que en el país se habla de violencia cuando ya hay una víctima o una mujer maltratada, pero que no se dice nada de de la violencia psicológica y emocional que sufren constantemente las mujeres.
Manifestó que todos los años las autoridades dominicanas alegan que los niveles de violencia disminuyen, pero lo que la población percibe es que los hechos van en aumento.
A este respecto, reiteró que los casos que están sucediendo tienen mucho que ver con la poca capacidad de respuestas que tienen las autoridades y la falta de conciencia de la población.
Según Ramírez, al hombre latino y, en particular, al dominicano se le ha educado para que asuma a la mujer como un objeto de su propiedad y que por tanto se siente con el derecho de maltratarla psicológica y físicamente, y en el peor de los casos, quitarle la vida como ocurre con frecuencia en el país.
Subrayó que se ha hecho mucho hincapié para sensibilizar y concienciar a la población sobre los feminicidios y la violencia de género, pero que la débil institucionalidad que tiene el país y las pobres acciones de las autoridades no ha permitido encontrar las respuestas que espera la población. (Ricardo Santana/EFE)
Según datos proporcionados a Efe por autoridades y organismos promotores de seguridad ciudadana, entre marzo y diciembre de este año, al menos 20 mujeres perdieron la vida en medio de violencia de género ocurrida en ocho de las catorce provincias del norte.
Las autoridades cuentan entre las víctimas a Ricarda Rosa, de 42 años; Ana María Núñez, de 13; Fátima Margarita Jiménez, de 26; Mayelis Francisco, de 28; María Josefina Hernández, de 32; Margarita Jiménez; y Ana María Cáceres, de 17; y Yasmin del Carmen, de 16; quienes se encontraban embarazadas cuando fueron asesinadas.
"Hemos decidido no seguir contando más muertes de mujeres, esto no aporta nada, lo único que deja es un sabor amargo a la población, porque muchas veces las estadísticas aquí las toman como un relajo", subrayó.Otras víctimas son Yenny Josefina Andujar, de 37; Lidia Mariana Valdez, de 54; Lidia Adriana Valdez, Josefina Andrés, Mariely Francisco, Antonia Peralta Then, de 36, Evelyn Margarita Guerrero, Josefa de la Cruz, Yanely Altagracia Ramos, e Ibelka Reynoso de 16.
Las autoridades informaron de que los responsables de esas muertes son hombres que sentían celos por sus parejas y otros que reaccionaron violentos porque muchas de las víctimas se negaban a reconciliarse tras separarse de sus agresores por los malos tratos físicos y sicológicos a que eran sometidas.
Según los grupos feministas del norte del país, la situación de violencia se torna mucho más grave porque en algunos de los casos los homicidas terminan con el suicidio o matando a personas ajenas al conflicto de parejas.
El 85 % de estos hechos, de acuerdo a estadísticas proporcionadas por autoridades y organismos que monitorean la seguridad ciudadana, se han registrado en Santiago, la Vega, Salcedo, Puerto Plata, Santiago Rodríguez, Valverde y otras localidades norteñas.
La portavoz de la Coordinadora de Mujeres del Cibao y del Movimiento Feminista Hermanas Mirabal, Raquel Ramírez, declaró a Efe que la situación es bien grave y que hay que comenzar a tomar medidas serias para detener estos grados de violencia.
Según Ramírez, al hombre latino y, en particular, al dominicano se le ha educado para que asuma a la mujer como un objeto de su propiedad y que por tanto se siente con el derecho de maltratarla psicológica y físicamente, y en el peor de los casos, quitarle la vida como ocurre con frecuencia en el país."Hemos decidido no seguir contando más muertes de mujeres, esto no aporta nada, lo único que deja es un sabor amargo a la población, porque muchas veces las estadísticas aquí las toman como un relajo", subrayó.
Ramírez lamentó que en el país se habla de violencia cuando ya hay una víctima o una mujer maltratada, pero que no se dice nada de de la violencia psicológica y emocional que sufren constantemente las mujeres.
Manifestó que todos los años las autoridades dominicanas alegan que los niveles de violencia disminuyen, pero lo que la población percibe es que los hechos van en aumento.
A este respecto, reiteró que los casos que están sucediendo tienen mucho que ver con la poca capacidad de respuestas que tienen las autoridades y la falta de conciencia de la población.
Según Ramírez, al hombre latino y, en particular, al dominicano se le ha educado para que asuma a la mujer como un objeto de su propiedad y que por tanto se siente con el derecho de maltratarla psicológica y físicamente, y en el peor de los casos, quitarle la vida como ocurre con frecuencia en el país.
Subrayó que se ha hecho mucho hincapié para sensibilizar y concienciar a la población sobre los feminicidios y la violencia de género, pero que la débil institucionalidad que tiene el país y las pobres acciones de las autoridades no ha permitido encontrar las respuestas que espera la población. (Ricardo Santana/EFE)
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