La organización que agrupa a los
ingenieros, arquitectos y agrimensores dominicanos se empezó a debilitar
desde hace décadas cuando sus dirigentes empezaron a plegarse al poder
político y dejarse narigonear por las autoridades de turno. Ver PDF
EL Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores
(CODIA) no es hoy ni por asomo el gremio contestatario que fue en el
pasado. Permeado por la política partidaria, como ocurre con otras
organizaciones de profesionales, el partido político que ocupa la
Presidencia de la República decide quiénes lo dirigen.El abandono de la mística de trabajo que caracterizó al CODIA desde su creación ha generado el alejamiento de los miembros, algo que se expresa en la baja participación de los colegiados en las elecciones para elegir a las autoridades. En las últimas apenas votó el 11.4% de su membresía. Acudieron a las urnas 3,144 miembros, de una matrícula de 27,434. El porcentaje de las votaciones en los primeros tiempos de la entidad sobrepasaba el 35%, según sus exdirectivos, que hablan con añoranza de las batallas contra la contratación de obras grado a grado por parte del Estado, y el rechazo a las construcciones no prioritarias y sin estudios previos.
Los exdirectivos rememoran la dedicación gratuita al trabajo para mejorar la calidad de la profesión y resaltan el papel de Roque Napoleón Muñoz (Polón), uno de sus fundadores, quien hasta el momento de su muerte –en enero de 2011– se mantuvo denunciando sin descanso los actos de corrupción de los gobiernos en la ejecución de los contratos y las violaciones a las normas sobre compra y contrataciones.
“Desde hace más de una década los miembros de la plancha que se escoge en el CODIA son preseleccionados en el local del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), y al concluir su mandato, los presidentes salen con un contrato para una obra o un cargo en el Gobierno”, cuenta el arquitecto Pedro Mena, director del Colegio Dominicano de Arquitectos (CAD), constituido hace un año por un grupo de colegiados que se apartó del CODIA.
“El CODIA, al igual que otros colegios profesionales ha sido asaltado por los partidos políticos. Ha ocurrido desde hace más de 20 años, que el partido que gobierna se infiltra en los colegios de profesionales para tener directivas dóciles y que no les señalen sus desaciertos”, dice Mena. Asegura que ese ha sido un proceso “triste”, porque aparte de que se dejan de señalar los desaciertos, desprotegen el ejercicio profesional que, en primer lugar, tiene un compromiso con la sociedad.
Hoy, cuando surgen denuncias sobre actos de corrupción en la administración pública, las manifestaciones de la alta dirección del CODIA son el silencio o la adhesión a los lineamientos de las autoridades. Se puede destacar el apoyo del expresidente de ese organismo, Teodoro Tejada, al proyecto Novo Mundo Siglo XXI, conocido como “Isla Artificial”, una propuesta ampliamente rechazada.
El CODIA defendió ese proyecto con vehemencia, y en una vista pública organizada por el Senado el 25 de noviembre de 2005 fue el único de 25 representantes de organizaciones diversas que encontró elementos positivos en la construcción de una isla artificial.
Una postura similar asumió en el proceso de debate sobre la necesidad de construir la primera línea del metro de Santo Domingo. El organismo, asesor del Estado en materia de ingeniería, no solo levantó su voz para apoyar la obra que también fue cuestionada por falta de transparencia, sino que presentó unos estudios técnicos cuya existencia fue puesta en duda.
Frente a denuncias de fallas y deterioro en el proceso de construcción de esa obra, una comisión del CODIA –incluidos expresidentes del gremio–, junto a la Oficina de Reordenamiento del Transporte (OPRET), exhibió un sinnúmero de planos en una conferencia de prensa realizada el 12 de mayo de 2007, en la cual desestimaban los cuestionamientos.
Sin embargo, días después se divulgaban informaciones mediante las cuales el director de la OPRET admitía que inició la construcción del metro de Santo Domingo sin realizar una serie de estudios técnicos, a propósito de un recurso de amparo interpuesto por el periodista Huchi Lora. “Ahora se están pidiendo documentos que se sabe de antemano que no están, y hay razones que explican el porqué y se empecinan en eso”, dijo el funcionario entonces.
Frente a denuncia de los actos de corrupción que habría cometido Héctor Rodríguez Pimentel durante su gestión en el Instituto Dominicano de Recursos Hidráulicos (INDRHI) –un caso sometido a los tribunales en 2012 por la Dirección General de la Corrupción Administrativa (DPCA)– el CODIA dio a conocer un informe exonerando al funcionario. Esto dio pie a que Rodríguez Pimentel diera por cerrado su caso. “…en lo adelante es el CODIA al que hay que acusar “, refirió.
Más de un exdirectivo del CODIA afirma que las posiciones de ese colegio sobre los proyectos anunciados por el Estado son totalmente diferentes a las que sustentaban durante los primeros 20 años de su formación, cuando cada obra era escrutada por los profesionales, un comportamiento que se observa en las publicaciones de prensa.
Entre las actuaciones oficiales cuestionadas por el gremio entonces estuvieron las prácticas de otorgar obras de ingeniería grado a grado, sus posiciones críticas en torno a las acciones de demolición de edificaciones, estatuas u otros monumentos. El CODIA de ayer también hacía propuestas para asesorar al Estado en la búsqueda de solución para los diversos problemas nacionales, como la recogida de la basura en la capital, y constantemente se llevaban a cabo seminarios sobre reclamaciones y soluciones en la industria de la construcción y sobre el déficit habitacional.
Desde su fundación, el colegio se mantuvo en alerta para que las actuaciones de las autoridades se ajustaran a los principios de una correcta administración. En 1964, dirigido por el arquitecto Leopoldo Espaillat Nanita, emitió un comunicado al director general del Instituto de Auxilios y Viviendas, en el que cuestiona las supuestas violaciones a la legislación de concursos y sorteos de las obras de construcción del Estado.
Otro tema de preocupación de esa institución fue el procedimiento utilizado para la adjudicación de la construcción de la presa Rincón y la forma en que fue concebido el proyecto Madrigal.
Estas actuaciones del CODIA se expresaban tanto interna como externamente. En los congresos celebrados en aquella época, las denuncias contra lo que llamaron el “odioso sistema grado a grado” desplazaban a las demás conclusiones. Incluso, desde su fundación, la erradicación de ese procedimiento fue considerada como una de sus metas principales.
La apatía de los miembros del CODIA se manifiesta también en las actividades que patrocina el gremio. Una prueba es la ínfima participación en su cuarto congreso titulado “Construyendo el CODIA que merecemos”, realizado el pasado mes de mayo, que resultó un esfuerzo frustrado por reformar la institución.
La conformación de un nuevo colegio de arquitectos con más de 5,000 miembros es otro indicio de que los profesionales de la ingeniería y la arquitectura no están conformes con el giro tomado por su organización en los últimos años.
Reclaman cuentas claras. En sus reflexiones sobre el papel del CODIA, muchos de sus exdirectivos insisten en resaltar la diferencia en su accionar actual con respecto al pasado.
Refieren que los que presiden ese organismo ya no dan a conocer a sus colegiados los informes financieros y de gestión. Esta dificultad llevó a un grupo de arquitectos a pedir una auditoría a la Cámara de Cuentas, organismo que aceptó la petición aunque no especificó cuándo empezará su trabajo contable.
Los colegiados más críticos también se quejan de que los servicios de asistencia social, como pensiones y seguro médico, prácticamente no funcionan y hablan de un enorme pasivo laboral.
En los tiempos de gloria del CODIA los exequátur de los profesionales se diligenciaban ante el Poder Ejecutivo con eficiencia y prontitud. Ahora hay denuncias de que más de 3,000 arquitectos no han logrado obtenerlos.
La crítica más fuerte que aluden al CODIA hoy en día es que desde hace más de dos décadas dejó de ser apartidista. Hasta mediados de la década de 1980, los directivos del gremio no se identificaban con ningún partido, y por esa razón cuestionaban de manera permanente los desaciertos en la política de construcción del gobierno de turno. Hoy se dice del gremio que “ni asesora ni cuestiona”.
Algunos aseguran que el secuestro del CODIA por los partidos en el gobierno comenzó con la presidencia del dirigente reformista Caonabo Javier Castillo (1987-1988). “A partir de entonces el CODIA no cuestiona, calla”, expone el arquitecto Pedro Mena, quién dirige el CAD. Detalla que en los últimos gobiernos de Joaquín Balaguer (1986-1996) se les repartían muchas obritas a pequeñas empresas de ingenieros que, a su vez, devolvían el favor en los procesos electorales internos del gremio.
Aspiración
Los miembros del CODIA aspiran a que su gremio retome su función de asesor del Estado y se elimine la influencia de los partidos políticos. Añoran la implementación de cursos, seminarios y talleres para mejorar la calidad de los profesionales de la ingeniería y la arquitectura. Proponen como la mejor salida a la inercia en que se encuentra el gremio la división por profesiones y que el pago de cuotas no sea una condición para que los miembros puedan votar en las elecciones internas.Los miembros del colectivo deben pagar en la actualidad una cuota mensual de RD$100 y sólo 2,100 están al día, la mayoría reactivados a partir de los concursos públicos para pequeñas obras del Estado convocados por la gestión de Danilo Medina, sobre todo, para participar en el plan de levantamiento de escuelas que realiza el Ministerio de Educación en distintos puntos del país y que exige que los concursantes estén colegiados.
La presidente del CODIA, arquitecta Esther Morillo, explica que para este año el gremio presupuestó RD$133.3 millones, de los que ya ejecutó RD$77 millones (57.8%). Estos recursos provienen de la aplicación de las tasas del 1 y el 2 por 1,000 del valor de los proyectos públicos y privados, establecidas en las leyes 6160 y 6201 que crean el CODIA; las cuotas de inscripción por sorteos, peritajes y cursos. Pero dijo que ninguno de esos informes es público.
La dirigente gremial tiene sus esperanzas puestas en el proceso de reforma interna que se lleva a cabo en el CODIA, porque entiende que el gremio debe adaptarse a los tiempos modernos. Por otro lado, dice que hay un déficit presupuestario, pero que se le continúa ofreciendo asistencia a los pensionados, envejecientes y mujeres embarazadas.
Finalidad del gremio
La Ley 61-60, que crea el CODIA establece entre sus finalidades:• Vigilar el ejercicio profesional y velar por los intereses generales de los profesionales que agrupa en su seno y en especial por la dignidad, los derechos, deberes y mejoramiento de sus miembros.
• Servir como guardián del interés público y actuar como asesor del Estado en los asuntos de su competencia.
• Propugnar por el establecimiento de normas técnicas legales especificaciones y leyes que deberían regir cualquiera de las fases la elaboración de proyectos de de ejecución de obras, así como subcontratación.
• Fomentar el progreso del arte, la ciencia y la técnica,
• Realizar o propiciar la actividad que considerase conveniente a los intereses nacionales y a los profesionales que agrupa.
Anhelos de reforma
Entre las propuestas del IV Congreso con miras a reformar el CODIA se incluyen:• Sacar la política partidista del gremio
• Que el presupuesto se divida en proporción a los ingresos de cada núcleo (los fondos provienen de las tasas que le retienen a los colegiados por las obras que ejecutan). Actualmente, a cada grupo de profesionales se le asigna fondos de acuerdo con el presupuesto que presente, sin importar los aportes por tasa.
• Al margen de los debates que se produjeron en el congreso, hay colegiados que desde afuera plantean que se elimine como requisito que para votar se requiera ponerse al día con el pago de las cuotas mensuales, como forma de enfrentar la práctica de que los candidatos a la presidencia del CODIA paguen los atrasos a los colegiados a fin de que voten por ellos.
Se plantearon también las siguientes modificaciones a las leyes 61-60 y 62-01 de creación del CODIA:
1).- Que el gremio se convierta en una federación de colegios, integrada por las distintas ramas profesionales que lo componen, extender el período de gestión de uno a dos años y permitir la reelección a la presidencia, condicionada a que no sea consecutiva;
2).- Incluir entre los requisitos para formar parte de los puestos directivos no tener antecedentes penales, haber desarrollado un ejercicio profesional ético e intachable, y tener especialidad o maestría;
3).- Que el CODIA active su participación como miembro de la Comisión Consultiva ante la Dirección General de Contrataciones Públicas;
4).- Propiciar un lenguaje no sexista y una política de equidad de género y protección de colegiados envejecientes;
5).- Que el exequátur sea tramitado por el Ministerio de Educación Superior;
6).- Demandar que se fortalezcan las sanciones para penalizar a los funcionarios que, aprovechándose de sus funciones, se auto asignen obras o lo hagan a través de testaferros.
Arquitecta Maricela Vargas
Presidió el CODIA en el período 1979-1980. Considera que en ese gremio se ha perdido la mística e insiste en que se han abandonado los principios que dieron origen al gremio. “En esa época había un grupo que se llamaba Integración Codiana, compuesto por profesionales distinguidos que daban todo su tiempo en busca de mejorar el ejercicio profesional”, rememora. La arquitecta explica que, puesto que se exige como condición para votar que los miembros estén al día en sus cuotas ante el gremio, los aspirantes a la presidencia del CODIA pagan las deudas de los que se comprometan a apoyarlos y así se imponen los que tengan más recursos. “Esa distorsión se crea porque no se permite votar libremente, como lo establece la Constitución. Yo pienso que todo el que es colegiado tiene derecho a votar, deba o no deba”, refiere. Recuerda con nostalgia la época en que entre los que dirigían el CODIA no primaba el interés particular: “Nosotros trabajábamos gratis, no teníamos en la cabeza luchar porque nos dieran una contrata (del Estado) ni un cargo (público)”. Refiere que actualmente se puede observar que los presidentes del CODIA pasan a desarrollar funciones en el aparato estatal y al mismo tiempo se pregunta cuál es la función que cumple el gremio frente al Estado. “¿En qué estamos asesorando nosotros al Estado? ¿Qué tipo de asesoría le damos como gremio?”.Ingeniero civil Cristian Maluf
Encabezó el CODIA en el período 1978-1979 y entiende que al gremio habría que analizarlo en el contexto de la coyuntura política que se vivía en los 12 años de un régimen represivo como el de Joaquín Balaguer. “Era una época de confrontación y la lucha del CODIA estaba encaminada, principalmente, a que las obras del Estado fueran adjudicadas a través de licitación, sorteos y concursos”, resalta. Con el cambio de gobierno en 1978 las cosas variaron un poco. “Cuando vino el presidente Antonio Guzmán hubo una cierta participación de los colegiados. Se abrió el abanico, ellos empezaron a hacer licitaciones, concursos y sorteos, pero amparados en el deseo de los funcionarios de turno, no porque hubiese una ley que los obligara. A partir de ahí, se fue perdiendo la importancia de lo que significaba la oposición a la adjudicación de obras del Estado y se empezó a sentir cierta indiferencia”.Maluf coincide con sus viejos colegas más críticos en que a partir de mediado de los años 80, empieza a manifestarse cómo el CODIA abandona las funciones que le dieron origen. “Hasta ese momento se había mantenido totalmente alejado de todas las influencias políticas partidarias y había actuado con total independencia defendiendo los derechos de los colegiados y un ejercicio dentro de la ética profesional”, expone. Explica que en las primeras décadas de existencia, el gremio tenía una participación muy activa con respecto a cualquier problema que requiriera la participación de la ingeniería. “Había que hacerse presente, uno se mantenía atento desde el punto de vista técnico para colaborar en el caso de que existiese cualquier problema”.
Arquitecto Manuel Muñoz Hernández
Invoca los tiempos en los que el CODIA se mantenía en pie de lucha defendiendo los intereses de sus afiliados. “En esos años hubo muchos ´cabezas calientes´ que se dedicaron a buscar conquistas para el gremio, por ejemplo, el ingeniero Roque Napoleón Muñoz, que en paz descanse… Porque no es justo que siempre se esté beneficiando a dos o tres personas con las obras del mayor constructor, que tradicionalmente ha sido el Estado”.Muñoz Hernández, al igual que sus compañeros, considera que el CODIA, hace tiempo se apartó de los lineamientos que motivaron su origen. “Ahora es otra cosa, no un gremio de profesionales”. También cuestiona el hecho de que para votar se exija que el colegiado esté al día en sus cuotas. “Es ilegal e inconstitucional, porque si para escoger al presidente de la República yo no tengo que pagar impuesto ni estar al día, tampoco debe serlo para el CODIA”. Dice que desde octubre del año pasado ha estado solicitando la memoria de ejecución de los fondos de la directiva anterior y que la actual gestión solo le ha hecho llegar cuatro páginas sin ningún detalle.
El reporte que le facilitó el CODIA señala que recibió el año pasado RD$130 millones, RD$51.3 millones de la tasa 1 por mil, del valor de las obras ejecutadas por el Gobierno, que es el mayor aporte; y por la tasa 2 por mil, que son los proyectos del sector privado se pagaron RD$28.4 millones.
Dice que el CODIA dejó de cumplir la función que le corresponde: “Ahora es mantenerse callado y como comodín con el gobierno de turno”.
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