lunes, 15 de marzo de 2010

Boruga: “Soy un hombre feliz, he cambiado”

Familia. Boruga junto a su esposa Magi y sus hijos Karla, Gitten, Felipe Arturo, Kathie y Gabriel.

Santo Domingo.- Marcar la diferencia y ser sal en la tierra muchas veces requiere de un cambio radical de vida con el que te sume al servicio de la sociedad. Es definitivamente cambiar la página y continuar al frente de una misión de la que muchos necesitados se puedan servir.

En esta campaña que inicia hoy LISTÍN DIARIO, “Cambia la página”, el humorista Felipe Polanco “Boruga”, le dio vida a su vida al ser elegido para experimentar un cambio radical, del cual Dios es el protagonista.

Siendo hoy totalmente diferente al hombre que la gente conocía, la misión de Felipe es ser ejemplo de lo que Dios puede hacer con una persona que intentó suicidarse en dos oportunidades producto de los efectos del alcohol, al cual le dedicaba más de 65 por ciento de su tiempo durante el día.

Es así como invita a la gente a descubrir su cambio de vida, si verdaderamente quiere saber si Dios existe.

Y es que muchos aún no creen que “Boruga” haya experimentado un cambio radical luego de conocer a Jesucristo.

“Mucha gente me ha dicho que no cree que yo haya cambiado y también me dicen que después que yo me tomé todo el romo ahora me quiero arrepentir; mi respuesta para esa gente es que si tu tienes un carro y andas conduciendo mal por la calle y luego encuentras una persona que te enseña a conducir bien, ¿cómo tu prefieres conducir? De seguro que querrás conducir bien, pues es lo que ha pasado con mi vida”, expresa.

“Ahora soy un hombre más abierto. Antes era una pared de ladrillos, no hablaba con nadie, me creía dueño del mundo. Mi misión es demostrar que el que sigue a Jesucristo es una persona alegre, llena de vida y proyectos”.

Felipe Polanco asegura que, contrario a lo que los demás puedan pensar, el cristiano no es un ser “aburrido”.

Explica que el creyente tiene la verdadera felicidad y múltiples motivos para sonreír al encontrarse con Jesucristo.

Los frutos
Tras su transformación de vida, el humorista es un destacado colaborador del Hogar Villa Bendición, en donde apadrina tres niños; también colabora con el Centro del Niño Feliz, en Bonao, y el centro Adonai, de Bayaguana, que dirige el pastor Juan Ureña.

Con estas instituciones Felipe colabora en todo lo que sea necesario, pero su mayor misión está en ser un ejemplo de cambio: de ser un hombre alcohólico a convertirse hoy en un hombre feliz, y es así como se define.

“Hay una anécdota y es que mi amigo Helder Cordero y yo fuimos los únicos que aceptamos un intercambio de huevos, y se los donábamos a los centro de niños”.

El alcoholismo del humorista lo llevó a los extremos de intentar en dos oportunidades quitarse la vida; también recuerda que por su manera de comportarse pudo haber perdido a su familia.

“A la gente yo le decía que era ateo, pero en el fondo de mi corazón yo sabía que había un Dios al que le pedía que me ayudara a dejar el alcohol. En ese entonces yo era un hombre de 310 libras, que se comía el mundo cuando salía a la calle, cuando llegaba a mi casa me encerraba en el baño a llorar como un niño, a pedirle a Dios que me ayudara a dejar el alcohol”, recuerda.

En varias oportunidades Felipe Polanco había intentado dejar el vicio. En busca de ayuda había visitado doctores especializados, siquiatras, sociólogos y hasta médicos naturalistas.

“Una vez me desintoxiqué con un método naturalista, pero al mes estaba bebiendo más que antes. Toda la ayuda que había buscado en el mundo no me había servido de nada”.

Recuerda que en ese tiempo su vida, en un día normal, la mayor parte del tiempo lo dedicaba a la bebida y a dormir. “Me levantaba a las 11:00 de la mañana y lo primero que hacía era que me bebía diez cervezas, me iba a trabajar y luego regresaba a dormir”.

Dijo que cuando Freddy lo despidió del programa “Punto final”, se sintió derrotado, pero ahora reconoce que estuvo muy bien que lo despidiera porque ya no cumplía con su trabajo.

“Mi vida estaba al punto de la locura, mi matrimonio no servía, y yo no servía para nada”.

El comediante reconoció que no sabe con exactitud la cantidad de dinero que se gastó mientras estuvo bajo el dominio del alcohol.

Pero de lo que sí está seguro es que más de la mitad de los beneficios que obtuvo en 34 años haciendo televisión los gastó en la calle, en su vicio, en tener autos bonitos, en “brindadera” y en mantener la apariencia.

Cambió la página
El cambio llegó cuando Dios le escuchó y Felipe se fue a un retiro espiritual junto a su esposa. Desde ese jueves que decidió ir al retiro no volvió a tomar ni una gota alcohol, así pasó viernes, sábado y domingo y no tuvo la necesidad de volver a probarlo más hasta el día de hoy.

“Hay una etapa que atraviesan todos los alcohólicos cuando dejan de tomar y es el síndrome de la abstinencia, que es cuando el paciente se siente de mal humor, les tiemblan las manos y sufren una serie de síntomas que los ponen muy mal. Debo de confesar que durante esos tres días y el resto de mi vida no he sentido ninguno de esos síntomas”, agregó.

Es a partir de ese retiro que Felipe se convierte en un hombre nuevo y regresa a su casa totalmente cambiado y dispuesto a reconstruir su vida, a recuperar su familia y dar testimonio de lo que Dios había hecho con él.

“Antes yo creía que los cristianos andaban con una camisa sucia, abrochada hasta arriba y con un megáfono, pero la misión de un cristiano es ser instrumento del Señor, porque la palabra de Dios es para darte vida”, aseguró, quien ahora dice ser un verdadero instrumento del Señor.

Soporte de Freddy
Después del conocimiento que tiene de la Palabra, Felipe sufrió una parálisis facial que lo mantuvo alejado de la televisión y de su trabajo por un buen tiempo.

Es precisamente cuando se encontraba enfermo que a su compañero, amigo y hermano, Freddy Beras Goico, le descubren que tiene un cáncer de páncreas.

Cuenta Felipe que a Dios no se le pregunta por qué suceden las cosas, sino para qué, ya que desde su lecho de enfermedad se convirtió en el soporte de Freddy a quien le oraba y le leía la palabra. “Dios me usó como instrumento junto con Juan Luis Guerra para que Freddy conociera del Señor. Dios usa sus instrumentos para su causa y no es porque seamos Felipe, ni Juan Luis Guerra”, acotó.

Tras la sanación de Freddy, quien ha dedicado un día de su programa “Con Freddy y punto” al Señor, allí Felipe lo acompaña cada miércoles y gracias a su experiencia, conocimiento y ocurrencias se ha convertido en soporte importante para el desarrollo de ese especial programa.

En la actualidad Felipe Polanco labora en el programa radial “La paradita de las 12”, en la estación 107.7, de 12:00 a 2:00 de la tarde. Allí comparte con Helder Cordero, José Guillermo Sued, Pamela Sued y la intervención del periodista Jorge Ramos. El programa también se transmite en la noche por el canal 26, de Telecable Nacional.

LA NUEVA VIDA DE FELIPE POLANCO
Su trabajo.
Ahora Felipe trabaja mucho más que antes, porque a su trabajo de la televisión, se suma la misión de dar testimonio en las iglesias del cambio de vida que ha tenido. A esto se agregan todas las actividades que realiza a beneficio de las instituciones infantiles con las que colabora.

Humor. El show de humor “Dios me ha hecho reír” es su última propuesta, la que ha presentado en muchas iglesias y centro de diversión del país.

“Se trata de un espectáculo en donde canto y cuento chistes en un ambiente sin alcohol ni cigarrillos. Se trata de un show de humor limpio, para que la gente conozca mi testimonio de vida, lo que era antes, lo que hice y lo que soy ahora”, refiere. La propuesta incluye proyecciones con mensajes de Juan Luis Guerra, Freddy Beras Goico y Carlos Alfredo. “Los tres han tenido incidencia en mi vida, son mis amigos y cada uno de ellos se dará su testimonio.

Juan Luis, por ejemplo, me abrió las puertas en Mango TV. Freddy Beras, que ha influido mucho en mi cambio de vida... tengo una relación de hermandad con Freddy.

Carlos Alfredo ha encontrado refugio en la Palabra y yo he sido un amigo toda la vida”, dijo.

Libro. Tiene un libro titulado “Una vida transformada”, del que ha vendido dos ediciones.

Ynmaculada Cruz Hierro -

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