El artista conjugó la espontaneidad de su talento
con la gracia de personajes del arte, incluyendo a aquellos que pasaron a
la inmortalidad.
El jueves 31 de octubre fue un día histórico para
Julio Sabala en Santo Domingo. Sus fanáticos, siempre fieles a la
trayectoria que ha sabido plantar durante su vida artística, le dieron
el espaldarazo que buscaba recibir para celebrar los 25 años de carrera.
Lo hizo por todo lo alto. Quedó confirmado que la noche le perteneció
desde que se despidió el sol. No quedó una sola butaca vacía.
El
espectáculo tuvo sus altas y sus bajas, mas no así la calidad artística e
interpretativa del protagonista de la noche. A las 8:45 de la noche se
dio el campanazo. Se inició con una serie de videos jocosos descargados
de Youtube que sirvieron de preámbulo, o quizá como terapia de la risa
para ir preparando el cerebro de los espectadores para lo que vendría. Y
le funcionó casi durante las dos horas y media que duró el show.
El carisma de mantener la conexión con el auditorio, hacer los cambios pertinentes y entablar los diálogos acordes al momento histórico del espectáculo, así como resaltar la cotidianidad política, cultural y social del país, fueron puntos luminosos que hicieron brillar a Sabala en el escenario. Sin embargo, también hubo contradicciones entre el discurso social y de valores humanos que proponía y la vulgaridad con que manejó algunos temas.
De lo que no quedó duda es del talento
que tiene Sabala para entretener y hacer volar la imaginación del
público. A cada artista que colocó sobre las tablas del Teatro Nacional
logró conectarlo con los asistentes, con excepción de la caracterización
de Juan Luis Guerra que, aunque fue aplaudida, no logró reacciones de
satisfacción en la sala, pues no hubo mayores sorpresas, y lo hizo con
la canción “Cuando me enamoro”, que el artista dominicano grabó con
Enrique Iglesias.
Sabala hizo desfilar a verdaderas estrellas del universo artístico internacional. Lo hizo con leyendas vivientes y con aquellos que pasaron a la inmortalidad. Celia Cruz, Sammy Davis Junior, Mario Moreno ñCantinflas-, Facundo Cabral, Wisin y Yandel, Alejandro Sanz, Juan Luis Guerra, Roberto Carlos, Bob Marley, Julio Iglesias, Alberto Cortez, Miguel Bosé, Lucho Gatica, José Luis Rodríguez, Juan Gabriel, Alejandro Fernández, Luis Miguel, Pitbull, Daddy Yankee, Tego Calderón y muchos otros exponentes de la música “estuvieron presentes” en la gran noche de Sabala.
Un escenario compuesto por diez pantallas LED, estratégicamente colocadas; la Banda Nostra, compuesta por 12 músicos, una agilidad incuestionable para las caracterizaciones y un juego de luces que hicieron la combinación perfecta, se conjugaron para quedar de acuerdo en que hubo un trabajo técnico y logístico que buscaba complacer las expectativas de los seguidores de Sabala.
Si bien los monólogos que montó con algunos de los personajes fueron del agrado de la mayoría, especialmente en los que trató la realidad política, económica y social del país, incluyendo algunas expresiones culturales, hubo momentos en que algunos comentarios, personificaciones o caricaturizaciones rayaron en lo obsceno y chocante desde el punto del respeto moral que se merece el público, con énfasis en las mujeres dominicanas.
Sabala se escudó en personajes como Roberto Carlos y Julio Iglesias para maltratar la esencia de la mujer dominicana, al descaificalas como “fáciles” y plantear que prima el interés económico o material en las relaciones sexuales o de pareja, uno de los comentarios recibió un grado sensible de rechazo del público o frialdad en la respuesta.
(( Del Show
Los momentos cumbre del espectáculo fueron la puesta en escena de dos íconos latinoamericanos del arte: Mario Moreno ñCantinflas- y Facundo Cabral. Con el primero ejecutó un monólogo que sirvió de denuncia a los problemas sociales de República Dominicana, logrando mantener al público entre risas y aplausos. Este personaje lo ubicó como un vendedor de periódicos, con un stand de LISTÍN DIARIO, que anunciaba noticias que luego fueron comentadas por él.
El segundo personaje, Facundo Cabral, motivó más de media docena de aplausos. Combinó su muerte con la fecha de la independencia de Argentina y con la avenida Libertad de Ciudad Guatemala, lugar donde cayó abatido por error de manos de sicarios que al parecer fueron por quien le acompañaba. El espectáculo terminó con una canción conmemorativa de los 25 años de Julio Sabala, compuesta y cantada por él, que logró el respaldo del público.
El carisma de mantener la conexión con el auditorio, hacer los cambios pertinentes y entablar los diálogos acordes al momento histórico del espectáculo, así como resaltar la cotidianidad política, cultural y social del país, fueron puntos luminosos que hicieron brillar a Sabala en el escenario. Sin embargo, también hubo contradicciones entre el discurso social y de valores humanos que proponía y la vulgaridad con que manejó algunos temas.
De lo que no quedó duda es del talento
que tiene Sabala para entretener y hacer volar la imaginación del
público. A cada artista que colocó sobre las tablas del Teatro Nacional
logró conectarlo con los asistentes, con excepción de la caracterización
de Juan Luis Guerra que, aunque fue aplaudida, no logró reacciones de
satisfacción en la sala, pues no hubo mayores sorpresas, y lo hizo con
la canción “Cuando me enamoro”, que el artista dominicano grabó con
Enrique Iglesias.Sabala hizo desfilar a verdaderas estrellas del universo artístico internacional. Lo hizo con leyendas vivientes y con aquellos que pasaron a la inmortalidad. Celia Cruz, Sammy Davis Junior, Mario Moreno ñCantinflas-, Facundo Cabral, Wisin y Yandel, Alejandro Sanz, Juan Luis Guerra, Roberto Carlos, Bob Marley, Julio Iglesias, Alberto Cortez, Miguel Bosé, Lucho Gatica, José Luis Rodríguez, Juan Gabriel, Alejandro Fernández, Luis Miguel, Pitbull, Daddy Yankee, Tego Calderón y muchos otros exponentes de la música “estuvieron presentes” en la gran noche de Sabala.
Un escenario compuesto por diez pantallas LED, estratégicamente colocadas; la Banda Nostra, compuesta por 12 músicos, una agilidad incuestionable para las caracterizaciones y un juego de luces que hicieron la combinación perfecta, se conjugaron para quedar de acuerdo en que hubo un trabajo técnico y logístico que buscaba complacer las expectativas de los seguidores de Sabala.
Si bien los monólogos que montó con algunos de los personajes fueron del agrado de la mayoría, especialmente en los que trató la realidad política, económica y social del país, incluyendo algunas expresiones culturales, hubo momentos en que algunos comentarios, personificaciones o caricaturizaciones rayaron en lo obsceno y chocante desde el punto del respeto moral que se merece el público, con énfasis en las mujeres dominicanas.
Sabala se escudó en personajes como Roberto Carlos y Julio Iglesias para maltratar la esencia de la mujer dominicana, al descaificalas como “fáciles” y plantear que prima el interés económico o material en las relaciones sexuales o de pareja, uno de los comentarios recibió un grado sensible de rechazo del público o frialdad en la respuesta.
(( Del Show
Los momentos cumbre del espectáculo fueron la puesta en escena de dos íconos latinoamericanos del arte: Mario Moreno ñCantinflas- y Facundo Cabral. Con el primero ejecutó un monólogo que sirvió de denuncia a los problemas sociales de República Dominicana, logrando mantener al público entre risas y aplausos. Este personaje lo ubicó como un vendedor de periódicos, con un stand de LISTÍN DIARIO, que anunciaba noticias que luego fueron comentadas por él.
El segundo personaje, Facundo Cabral, motivó más de media docena de aplausos. Combinó su muerte con la fecha de la independencia de Argentina y con la avenida Libertad de Ciudad Guatemala, lugar donde cayó abatido por error de manos de sicarios que al parecer fueron por quien le acompañaba. El espectáculo terminó con una canción conmemorativa de los 25 años de Julio Sabala, compuesta y cantada por él, que logró el respaldo del público.
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