Dinero sucio español habría sido invertido en el complejo turístico Cap Cana, de la familia Hazoury
La corrupción no conoce fronteras. Se internacionaliza de la mano del
capital, los empresarios y políticos globalizados. La pasada semana, el
escándalo del senador estadounidense Bob Menéndez y y el médico
dominicano Salomón Melgen entró con fuerza en los medios locales y
todavía se sienten sus coletazos.
Quizá en breve los ruidos provengan de España amplificados por la
investigación que realiza el Juzgado Central de Instrucción número 6 de
la Audiencia Nacional sobre los negocios en el país del Grupo Vitalia.
“La conexión dominicana de los ERE se oculta bajo varias capas de sociedades interpuestas, como en un juego de matriuskas”, dice el diario español.
En un amplio reportaje publicado este jueves por el periódico El
Mundo –al que se puede acceder pagando— se dice que Vitalia recibió 23,2
millones de euros en solo cinco años de la Junta de Andalucía para
gestionar los expedientes de regulación de empleo (ERE), de los cuales
5,1 millones vinieron a parar a la República Dominicana a través de un
entramado de empresas.
El canalizador de esos dineros ahora bajo investigación fue el
empresario español Jesús Barderas, radicado en el país desde 1986; el
destino, el ambicioso complejo turístico Cap Cana, de la familia
Hazoury, donde también participa como accionista Donald Trump.
De acuerdo con la crónica de El Mundo firmada por sus periodistas
Sebastián Torres y Antonio Salvador bajo el epígrafe “Políticos bajo
sospecha”, un borrador del contrato encontrado durante pesquisas de los
Mossos d’Esquadra, en el domicilio de Antonio Albarracín, director
comercial de Vitalia, lo transado fue la compra de acciones por 28
millones de euros aunque “en realidad, su valor nominal solo ascendía a
6,9 millones de euros”.
En los expedientes aireados por El Mundo también se habla de correos
electrónicos que hacen referencia a “comisiones” y “pagos en metálico” a
sindicatos, entre ellos las dos más grandes centrales obreras de
España, la Unión General de Trabajadores y Comisiones Obreras.
El escándalo comenzó como consecuencia de la considerada en otros
medios como “oscura quiebra de la mutua Fortia Vida”, perteneciente al
Grupo Vitalia. Lo que se teme es que el dinero pagado por la Junta de
Andalucía por los ERE haya vuelto, aunque disminuido por la repartición,
a los bolsillos de quienes lo pagaban. La vía utilizada por Vitalia o
Fortia Vida era relacionarse con despachos de abogados, simular negocios
mediante empresas fantasmas y hacer volver el dinero a su fuente de
origen.
“La conexión dominicana de los ERE se oculta bajo varias capas de sociedades interpuestas, como en un juego de matriuskas”, dice el diario español.
Y de hecho lo es: una gran cantidad de empresas solapándose
mutuamente. La gran muñeca rusa que las oculta es la empresa
“dominicana” Tenedora Verlac, en la que Plárrega Invest –otra empresa de
Vitalia que habría servido para descapitalizar a Fortia Vida— tenía
invertidos poco más de cinco millones de euros. No era la única, pero la
maraña es demasiado densa para desanudarla en esta nota.
El resultado es que a través de Tenedora Verlac, el Grupo Vitalia era
dueño del 18 % de la Corporación Hotelera del Mar, implicada en la
construcción del hotel Cap Cana. Jesús Barderas, socio de la familia
Hazoury, habría jugado un papel fundamental en la llegada de este
presunto dinero sucio al paradisíaco “resort”.
“Los agentes han entregado al Juzgado de Instrucción 6 contrato de
compra y venta de acciones de Corporación Hotelera del Mar. Además,
Eduardo Pascual tenía en su domicilio un contrato de 8 de marzo de 2005
por el que la dominicana Cap Cana y la panameña Creola Overseas,
vinculadas a Barderas y a sus socios de la familia Hazoury, vendieron un
25 % del accionariado de Corporación Hotelera Internacional a Tenedora
Tinalli, que podría ser, por tanto, otra de las sociedades utilizadas
por el entramado para desviar fondos. Esa podría ser la operación de 28
millones reflejada en el borrador”, concluye la nota de El Mundo. Jesús Barderas
La crónica se completa con una semblanza del empresario Barderas del que El Mundo afirma que estuvo siempre cerca de la beautiful people
en los años ochenta. Amigo íntimo del expresidente del gobierno español
Felipe González, a quien recibe con frecuencia en Cap Cana, el
empresario estuvo hace unos años atrás en el centro de otro escándalo de
corrupción, el caso Malaya.
La semblanza destaca su relación de amistad con González y con el
mexicano Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo y dueño de
Claro.
Recuerda también que en 2007, Barderas y Abraham Hazoury anunciaron
la creación del Centro Energético de las Américas, en Panamá, con 40 000
millones de dólares de inversión y 30 000 empleos, pero “pese a la gran
expectación generada, la idea sigue aún sobre el papel”.
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