La equitación es llamada como el deporte de los reyes y eso precisamente es lo que pensaba el tirano Rafael Leonidas Trujillo, quien demostró una gran pasión por los deportes ecuestres durante los 30 años de su mandato.
La hípica tuvo en Trujillo a su más fiel aliado, comenzando con la construcción del hipódromo Perla Antillana en los terrenos que hoy ocupan la Plaza de la Salud.
El dictador era asiduo a las carreras que se celebran en el hoy desaparecido parque deportivo y también construyó otras pistas en diferentes ciudades del país.
Según reportes de historiadores, Trujillo mantuvo su pasión por las caballos hasta el final de su vida, siempre montando diversos potros de múltiples razas.
Los principales establos del país eran propiedad de Trujillo y los suyos.
El frenesí por la hípica era tal para Trujillo, que durante su mandato inauguró cinco hipódromos.
Además del Perla Antillana de Santo Domingo y Estadio Trujillo en Santiago, en la región del Cibao fueron puesto en operación los hipódromos de Moca, el 16 de mayo de 1945 y La Vega, el 24 de octubre de 1945.
También ese mismo día, el 24 de octubre de 1945, se inauguró el de San Pedro de Macorís y La Romana.
Todos tuvieron vida breve debido a la poca logística disponible para poder mantener los mismos en funcionamiento.
La Vega cerró el 27 de febrero de 1946, Moca el 30 de abril de 1946, y La Romana el 30 de noviembre de ese mismo año.
El de la ciudad de Puerto Plata fue inaugurado el 18 de agosto de 1946.
Según el historiador de Santiago, Luis Mena García, la inauguración de todos estos hipódromos se debió a un exceso propagandístico de Trujillo y los suyos pues en el país no había suficiente capacidad, ni económica, ni de entrenadores, ejemplares o jockeys para poder justificar la inversión en el llamado deporte de reyes.
De la misma manera en que Trujillo fue un exagerado en la forma en que se manejó en su vida y con las cosas que hacía, así mismo lo hizo con la hípica el deporte por el que se desvelaba y más entretenimiento le brindaba.
El polo también tuvo su lugar
Mientras para el patriarca de los Trujillo la hípica era su pasión, para su hijo predilecto, Ramfis Trujillo, el polo fue el deporte que practicó con mayor esmero.
En el área que hoy ocupan los sectores de Bella Vista se encontraban los establos y algunas de las canchas de polo del país.
Ramfis Trujillo era el capitán del equipo nacional de polo y su padre no se perdía ninguno de los partidos del Ciudad Trujillo Polo Club.
Es sabido que, incluso, Trujillo llegó a acompañar en varias oportunidades a Ramfis cuando el equipo de polo celebró partidos internacionales en Estados Unidos, principalmente en la zona de Florida.
La presencia del caballo justificaba todo.
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