Dos francesas indultadas el día de Nochebuena por el presidente Leonel Fernández, fueron entregadas este martes por el procurador general de la República a la embajada de Francia en el país.
El doctor Radhamés Jiménez Peña, procurador general de la República, entregó a las reclusas Celine Maryline Faye y Zarah Zaknoun, presas en la cárcel de Rafey en Santiago, al secretario de Estado de Cooperación de Francia, Alain Joyandet.
Las francesas Celine Faye y Zarah Zaknoun fueron favorecidas la semana pasada con el indulto a través del decreto 908-09, del presidente Leonel Fernández.
Recientemente, los gobiernos de República Dominicana y Francia firmaron un convenio para que las personas sentenciadas por la comisión de un delito en ambas naciones puedan cumplir condena en su país de origen.
Ambas reclusas fueron indultadas como parte del cumplimiento del citado convenio.
El pacto fue firmado por el procurador Jiménez Peña y el secretario Joyandet y aplica para los condenados que son nacionales del país donde serán trasladados, y si no existen otros procesos pendientes en la nación que lo condena.
Tradicionalmente, con motivo de la Navidad el Poder Ejecutivo otorga indultos en el mes de diciembre.
Faye y Zaknoun llegaron al país el año pasado con el objetivo de disfrutar dos semanas de vacaciones en la región norte.
Cuando las jóvenes regresaban a París, fueron detenidas por miembros de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), que dijeron haber hallado sustancias probibidas en las maletas de las dos extranjeras.
Estas negaron las acusaciones, explicando que no llevaban nada extraño, ni ningún tipo de drogas en sus equipajes, pese a lo cual fueron condenadas a ocho años de prisión.
Las francesas son amigas desde hace doce años y dijeron que ahorraron dinero durante algún tiempo para vacacionar en la República Dominicana, a donde arribaron por primera vez.
Dejan grandes amistades
Las francesas Celine Faye y Sarah Zaknoun, indultadas por el presidente Leonel Fernández, dijeron que dejan en el país grandes amistades en el centro correccional y de rehabilitación de Rafey, en Santiago, donde enseñaban francés a las demás reclusas.
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