No son enfermos ni están muertos. Son siete becerros que dos linieros metieron en esta ambulancia de la funeraria San Rafael, de Santiago, para llevarlos a la Línea Noroeste, y por cuya práctica un juez de Instrucción impuso ayer tres meses de prisión como medidas de coerción a Gerónimo Emilio Moronta y Luis José de la Cruz.
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