"Para mí el 7 de octubre es una tormenta perfecta, yo creo que están dadas todas las condiciones para que nosotros demos un paso hacia delante"
CARACAS, Venezuela (EFE).- El abogado Henrique Capriles, un político que a sus 40 años ya ha sido presidente de la Cámara de Diputados, alcalde y gobernador, se ha convertido en el referente de unidad de la oposición venezolana y el candidato que desafía la hegemonía que desde hace catorce años mantiene el presidente, Hugo Chávez.
De discurso conciliador y moderado, Capriles se alzó con una cómoda victoria sobre sus rivales en las elecciones primarias y desde hace tres meses ha caminado pueblo por pueblo por Venezuela para convencer a sus compatriotas de que la propuesta que encabeza abre un camino de reconciliación y desarrollo para el país.
Descendiente de judíos del gueto de Varsovia y biznieto de víctimas del campo de exterminio de Treblinka, Capriles se declara católico practicante y mantiene un discurso en el que trata de alejarse de los radicales de la oposición y del oficialismo.
No tiene problema en reconocer la necesidad de mantener los programas sociales de Chávez, además de subrayar la necesidad de ir al grano, asegurando que él, a diferencia del presidente venezolano, no va a estar hablando durante horas en la televisión.
Los sondeos de opinión no lo han favorecido y algunas de las encuestadoras más prestigiosas sitúan la diferencia en una brecha insalvable, pero Capriles ha respondido que el día 7 se verá el cambio que espera el pueblo venezolano
"Tengo en mi responsabilidad o en mis manos el realmente darle un cambio histórico a nuestro país", declaró recientemente en una entrevista a Efe Capriles.
Pertenece a la clase alta caraqueña. Por lado paterno, forma parte de una familia de dueños de medios de comunicación y empresas inmobiliarias, entre otros intereses, y por ala materna sus parientes poseen un importante complejo de salas de cine.
Aunque sus apellidos están asociados al poder empresarial, Capriles ha procurado desvincularse de una imagen elitista o poderosa para captar simpatías entre las clases más desposeídas.
Pese a su juventud, cuenta con un grueso currículum. Ha sido gobernador de Miranda, estado que abarca parte de Caracas y uno de los más importantes del país, tras vencer en las urnas a Diosdado Cabello, uno de los delfines de Chávez y actual presidente de la Asamblea Nacional.
Fue dos veces alcalde del municipio caraqueño de Baruta y hace 14 años se convirtió en el presidente más joven de la desaparecida Cámara de Diputados.
Es militante del partido Primero Justicia prácticamente desde su fundación y se ha mantenido dentro de esta organización política, que se ha erigido como una de las principales de la oposición desde el año 2000.
Su candidatura fue legitimada en unas elecciones primarias de la oposición en febrero pasado en las que obtuvo un 63,9 % de los votos.
Nunca se ha casado y tampoco tiene hijos aunque se le conocen algunos romances. En el último año ha comentado que su único deseo es conseguir una novia con la que pueda casarse.
Sus detractores le acusan de "inacción" durante el ataque que sufrió la embajada de Cuba en Venezuela por parte de radicales antichavistas durante el golpe de Estado que sacó a Chávez del poder dos días en abril de 2002.
El entonces embajador cubano en Venezuela, Germán Sánchez, aseguró que Capriles, que en esa época era alcalde de la zona donde se encuentra la sede diplomática, no intentó evitar las agresiones y destrozos, que alcanzaron a automóviles e incluyeron el corte de electricidad y agua a la legación.
Aquellas acusaciones terminaron con su encarcelamiento 119 días y su caso llegó hasta el final de la vía judicial, donde Capriles fue exonerado de culpa.
"Lamento que mi buena fe se convirtió luego en una película para llevarme a la cárcel", indicó Capriles en una entrevista con Efe.
Ha recorrido cerca de 300 pueblos con un discurso en el que no ha escatimado críticas al Gobierno por la inseguridad, la falta de productividad en el país, problemas de educación y la corrupción, mientras se quejaba del desequilibrio de una campaña en la que el presidente podía conectar en cadena obligatoria a cualquier hora.
Los sondeos de opinión no lo han favorecido y algunas de las encuestadoras más prestigiosas sitúan la diferencia en una brecha insalvable, pero Capriles ha respondido que el día 7 se verá el cambio que espera el pueblo venezolano.
"Para mí el 7 de octubre es una tormenta perfecta, yo creo que están dadas todas las condiciones para que nosotros demos un paso hacia delante", dijo a Efe Capriles. EFE
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