Santo Domingo.- Dirigentes políticos reconocieron ayer que el “tigueraje” y el narcotráfico se han ido adueñando del país, como lo expresó el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, que atribuyó la situación a la crisis de valores que prevalece en la sociedad dominicana.
Mientras el director de la Oficina de Información y Prensa de la Presidencia, Rafael Núñez, se mostró de acuerdo con las declaraciones de López Rodríguez, y dijo que el mal se puede combatir con programas que implementan la propia Iglesia Católica, entidades del gobierno y la sociedad civil, para evitar que los jóvenes caigan en el renglón de esos antivalores.
El director del Instituto Dominicano de Aeronáutica Civil (IDAC), José Tomás Pérez, sostuvo que con su crítica por la crisis de valores en el país, el Cardenal dice grandes verdades que tienen que poner a reflexionar a la sociedad, y afirmó que la Iglesia Católica continúa siendo la gran conciencia crítica de la sociedad.
“Es muy importante que se trabaje con profundidad en la escuela en la administración de valores, porque hasta ahora la única institución que está enseñando valores es la Iglesia en sentido general”, agregó Pérez.
El abogado Vinicio Castillo Semán, al respaldar los pronunciamientos del Cardenal, pidió al presidente Leonel Fernández y al de la Suprema Corte de Justicia, Jorge Subero Isa, que escuchen la voz de la Iglesia porque está haciendo una radiografía de la situación que está viviendo el país. Dijo que lo mismo deben hacer los diferentes actores del sistema de justicia, ya que hay un clamor nacional.
“Lamentablemente el presidente de la Suprema y los diferentes actores del sistema parecen no estar percibiendo lo que está viviendo el país en el área de la seguridad, de la impunidad del narcotráfico y como dice el Cardenal, donde impera el tigueraje”, dijo Castillo.
El presidente de la Cámara de Diputados, Julio César Valentín, advirtió el peligro a que se expone la sociedad si se trata con manos suaves al narcotráfico y al crimen organizado, y pidió a los distintos sectores, sobre todo los que tienen que ver con la persecución y sanción de esos delitos, unificar esfuerzos para enfrentar un monstruo que amenaza la simiente del Estado dominicano.
Crisis de valores
El cardenal López Rodríguez atribuyó a esta crisis cultural de valores que cualquier delincuente sea un gran señor que sabe matar gente o es un narcotraficante con mucho prestigio.
“No vale hoy en día la seriedad, la responsabilidad, el cumplimiento del deber, la honestidad, porque los serios, los honestos y los responsables no convienen, hay que ser un tíguere para echar hacia delante”, sostuvo López Rodríguez, al dictar una conferencia en San Francisco de Macorís.
Dijo que en este momento se han adoptado nuevos valores que son irreales, como el libertinaje, el descontrol, el abuso, el poder, la política mal entendida, el enriquecimiento fácil e ilícito, sin importar los medios que se utilicen para conseguirlo.
Núñez sostuvo que la iglesia, el gobierno, las entidades de la sociedad civil y aquellas personas que “soñamos con un país mejor, estamos comprometidos con atacar y con echar la guerra contra esa crisis de valores de la que habla el cardenal López Rodríguez”.
SANCIÓN FUNCIONARIOS CORRUPTOS CON FIRMEZA
LUIS ABINADER: HAY QUE PONER FRENO AL DESORDEN
El precandidato presidencial del PRD, Luis Abinader, respaldó los pronunciamientos del Cardenal sobre la necesidad de poner freno al desorden generalizado que ha tomado cuerpo en el país, caracterizado, según el prelado católico, por la violencia, los crímenes, las violaciones, la corrupción y la miseria moral y espiritual.
Abinader dijo que comparte con López Rodríguez su preocupación de la pérdida de los valores cristianos y la falta de de autoridad que ponga orden en la casa, lo que ha llevado a todas estas barbaridades modernas que ocurren cada día.
Aseguró que mientras no haya un cambio en la dirección de los asuntos públicos, que comience por aplicar el principio de que “la ley entra por casa” y que actúe con firmeza para sancionar a los funcionarios corruptos, no podrá esperarse que el resto de la sociedad pueda cambiar el peligroso derrotero que sigue el país.