Nueva vez la figura de Rafael Leonidas Trujillo vuelve a dividir a los dominicanos y se convierte en el centro de la opinión pública.
Esta vez fue el pretendido proyecto de crear un museo histórico sobre la era del tirano, quien por más de 30 años gobernó a sangre y fuego la República Dominicana.
La presencia del general retirado Juan Pou Castro, quien sirvió al régimen de Trujillo, “para defender la memoria del Jefe” produjo una agria oposición de los miembros de organizaciones antitrujistas presentes en las vistas públicas celebradas ayer por la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados.
Cuando Pou Castro intervino para expresar que “ningún gobierno se ha dedicado a decir la verdad sobre la Era y que Trujillo no ordenó el asesinato de las Hermanas Mirabal y que sólo se le pueden atribuir dos muertes en los 31 años que gobernó”, hubo mucha emoción en la sala, pero sobre todo en la hija de una de las heroínas, Minou Tavárez Mirabal, quien comenzó a llorar.
Antes, la hoy diputada del Partido de la Liberación Dominicana había distribuido un documento donde reafirmaba que “el trujillismo en este país está vivito y coleando”.
“Aquí el director de un simple departamento no sólo se le distingue llamándole ‘jefe’, sino que como tal se comporta: jefea como si su rango no terminara donde comienzan los derechos de los subordinados”, dijo Minou, al oponerse a la creación de un museo a Trujillo con identidad jurídica y pagado con fondos del Estado.
De San Cristóbal, donde nació Trujillo, participaron Braulio Torres, coordinador del Movimiento Amigos Siempre Amigos, y Manuel Nina (Pacholí). Torres denunció que el proyecto está contaminado ya que el proponente, el diputado de esa provincia, Leivin Guerrero, anda “calle arriba y calle abajo con un nieto del dictador”, quien sería el patrocinador de la iniciativa, y solicitó unas vistas públicas en esa jurisdicción.
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