A pesar de sus logros, nunca ha sido invitado a lanzar el primer pitcheo en Chicago, mucho menos compartir algunos de los asientos de lujo en el Wrigley Field.
Hace diez años, Sammy Sosa era el más grande e indiscutiblemente la única razón por cual asistir al estadio a observar a los Cachorros de Chicago.
Conectó 50 jonrones y remolcó 138 vueltas en el 2000 y aunque el equipo culminó esa campaña con marca de 65-97, el dominicano se encargó de movilizar 2.8 millones de fanáticos al Wrigley Field.
Diez años más tarde, Sosa es considerado la mayor persona no grata en Chicago, al lado de Tony La Russa. Desde entonces no ha sido observado jamás en las esquinas formadas por las calles Clark y Addison, desde que las cámaras de seguridad del equipo lo capturaron salir apresurado en su carro durante el partido final de la temporada del 2004. Para rememorar Nunca ha lanzado el primer pitcheo en un partido.
Nunca ha sido invitado a sentarse en los asientos exclusivos del Wrigley a cantar la memorable canción de Harry Caray Take Me Out The Ballgame (Vamos al estadio de Béisbol). No ha sido invitado a estar media entrada en cabina al lado de Phil Hughes y Ron Santo o permanecer otro medio episodio en televisión junto a Len Kasper y Bob Brenly.
Afuera en el terreno, un novato de nombre Tyler Colvin ahora usa la camiseta 21, la misma que por años Sosa engrandeció en la ciudad.
Por supuesto, para nada se escucha si alguna vez los Cachorros tienen pensado retirarle el número 21 al ex pelotero dominicano, quien mostró su enfado con la franquicia en una amplia entrevista que concedió a la publicación Chicago Magazine y que saldrá a la luz pública este mes.
Sammy siempre hizo lo mejor para Cubs
Aquí están algunos ejemplos de las consideraciones emitidas por Sammy. “Mis números deben ser intocables, debido a que realicé muchas cosas en favor de esta organización. Ahora quieren mostrarme como una persona no grata para ellos y no tener la más mínima relación conmigo, una persona odiada”, expuso Sammy.
“Mis números no mienten, cada hecho que realice lo hice en grande y con pasión, mi carrera fue muy buena y estas estadísticas permanecerán por siempre”, expresó.
“Los Cachorros me echaron hacia el fuego. Ellos hicieron creeerle a los fanáticos que era un monstruo”, expuso.
Perder algunas de las marcas de Sosa, por supuesto está distante de las contribuciones que realizó para el equipo. Ha habido una relación fría entre los Cachorros y una de sus grandes estrellas del pasado más reciente.
Sosa dijo que ningunos de los hechos acontecidos a su alrededor pueden superar sus estadísticas. Ni el incidente del bate con corcho en el 2003, tampoco el hecho de abandonar a sus compañeros en el 2004 , ni mucho menos las suspicacias de que consumió esteroides, hecho que fue reforzado en un reporte aparecido en el periódico New York Times en el 2009.
“No quiero conversar acerca de esto”, dijo Sosa sobre el reporte en que está involucrado en el grupo de 104 peloteros que dieron positivos en exámenes de drogas practicados en el 2003. “Dejame hablar acerca de algunas otras cosas.
El hecho de ser una especie de víctima de los Cachorros no le sorprende al ex jugador.
No se siente un hombre avergonzado. “Nunca hice nada en Chicago que no sea buscar contribuir con lo mejor para la franquicia, entregarme por completo al juego y tratar de mantener al público contento”.
Sammy se encuentra como un jugador exiliado en Miami, mientras que a Mark McGwire le han dado una bienvenida a San Luis.
Incluso El Big Mac se reunió con ejecutivos del equipo, y hasta con los fanáticos, sencilamente encontró un gran perdón, mientras Sammy es una persona odiada en la ciudad a la que le brindó lo mejor de su talento.
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