“Una de las chicas me preguntó si quería subir las escaleras para ir al dormitorio de Hef. En mi cabeza podía escuchar la voz de mi madre, ‘tú sabes que allí tienen orgías’. Entonces dije ‘OK, tengo que hacerlo’”, aseguró.
Kendra relató el momento. “Estudié cada uno de sus movimientos. Hasta que llegó mi turno, fue muy extraño. No pensé en lo mayor que era Hef, todas las partes de su cuerpo funcionaban de la misma manera”.
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