El calor y el incremento de los apagones se han convertido en un binomio que afecta la calidad de vida de las personas de escasos recursos que, como no tienen posibilidad de comprar un inversor que les supla energía, les lleva a amanecer en vela, puesto que no pueden encender sus abanicos.
La situación es peor para quienes viven en zonas en las que hay plagas de mosquitos, porque tampoco pueden ahuyentar a estos insectos.
Amas de casa de sectores de bajos ingresos, consultadas al respecto, explicaron que muchas personas no están descansando lo suficiente en las noches porque no pueden dormir debido al intenso calor y la molestia de los mosquitos y al día siguiente tienen que irse a trabajar cansadas.
Se trata de personas de muy bajos ingresos, imposibilitadas de optar por energía alternativa y, por tanto, durante las tandas de prolongados apagones no pueden encender abanicos para refrescarse y para espantar los mosquitos.
María Hernández, residente en Punta, Villa Mella, dijo a esta reportera que está yendo a su trabajo en la mañana prácticamente sin dormir, por efecto del calor y de la molestia de los mosquitos.
“Cuando suele llegar la luz, a las 2:00 ó las 3:00 de la madrugada, no he pegado los ojos, ni mis hijos. Y a mí a esa hora sólo me quedan dos o tres horas para dormir, pues trabajo en una empresa como doméstica y me levanto de la cama a las 5:00 de la mañana”, dijo.
Situación similar contó Rosa Morales, residente en Los Guaricanos. “En las noches doy vueltas y vueltas en la cama y no duermo hasta que llega la luz, que generalmente ocurre después de la 1:00 de la madrugada”, dijo Morales.
En la zona donde vive se produce un apagón de 11:00 de la mañana a a 4:00 de la tarde y de 9:00 de la noche a 1:00 de la madrugada, dijo.
También opinó Esmeralda Jiménez, residente en Las Palmas de Herrera, zona que, según dijo, es afectada por más de nueve horas diarias de apagones. Dijo que sus dos hijos, uno de tres años de edad y el otro de cinco, duermen muy poco por la misma situación. “Cuando hay luz uno además de que se quita el calor con el abanico, los mosquitos se van con el aire del abanico”, añadió.
Otra queja de las amas de casa es que esta semana han tirado a la basura alimentos como quesos y embutidos dañados porque sus neveras no alcanzan a conservar los productos, por la falta de electricidad. “Esto afecta mucho mi economía, dijo María Alcántara, empleada privada.
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