El bar One Way fue el escenario escogido para un festival espontáneo con más de una decena de acordeonistas típicos que estuvieron presentes deleitando a los asistentes y a los transeúntes que se pararon a observar la versatilidad de cada uno de estos músicos que han aprendido “de oído”.
Mucho se ha hablado y se habla del acordeón, que como instrumento melódico- armónico en nuestro país es un instrumento folklórico, porque todavía no existe una escuela formal u oficial que enseñe con método.
Además, aunque el acordeón tenga un inventor conocido, cuando se le pregunta a un músico acordeonista quién fue su creador, por lo general no lo conocen, porque lo que importa para estos músicos espontáneos es ejecutarlo, interpretando los merengues típicos “como van”. Es decir, de acuerdo con la tradición.
Es de resaltar que, no obstante, las limitaciones melódicas de nuestro acordeón diatónico, nuestros músicos extraen música de dioses que los hacen virtuosos de fama mundial en la ejecución de este instrumento.
Los acordeonistas que estuvieron presentes en este encuentro aprendieron de oído, tales como Julián Ramírez, cariñosamente el Viejo Tíguere, de 62 años; Carlitos Almonte, de 36 años; Chiche Almonte, de 36 años; Lupe Valerio, 47 años.
También Francis Lantigua, 37 años; Yinet Santos, de 17, quien es hija de Manolo Santos, de 40 años, también acordeonista; Samuelito Almonte, de 41 años; el niño Carlos José Almonte, de 13, y, finalmente, el General Larguito, con 88 años de edad, quien se lució interpretando “Navidad sin mi madre” y deleitándonos con algunos cuentos y anécdotas muy pintorescos y atrevidos.
Cada uno de estos músicos hace improvisaciones o “pasadas”, poniéndole un sello personal a su ejecución, que lo diferencia de los demás.
Todos tienen referentes musicales, como Tatico Henríquez, El Cieguito de Nagua y Arsenio de la Rosa, quienes crearon cada uno su propio estilo musical, acreditándolos en la categoría de maestros acordeonistas.
Al preguntárseles cuál es el merengue más fácil de enseñar o de aprender, todos dijeron que era “La mala maña”, porque tiene tres notas y dos acordes.
El merengue que solicitan más en la Capital es “Diente de oro” y el más solicitado nacionalmente es “La Chiflera”, curiosamente éste último por las mujeres, siendo una alusión directa a la infidelidad femenina.
EL MERENGUE DERECHO Y EL PAMBICHE
SEGÚN DON AMÉRICO MEJÍA LAMA, en el merengue típico existen dos versiones fundamentales: Los derechos (machos o cuadrados) y los pambiches (rumbitas o hembras), los cuales se diferencian en el ritmo de la tambora. Los primeros, con un repique similar a una marcha, como “Compadre Pedro Juan” y los segundos con un repicar más “atropellado” como “Juan Gomero”. También se clasifican los merengues en dos grandes grupos: merengues de fiesta (muy bailables) como “La balacera” y merengues tranquilos (para escuchar) como “Dolorita”, cuyos títulos expresan directamente su naturaleza.
El paseo del merengue es cada vez menos interpretado en el merengue derecho, quedando solamente el merengue propiamente dicho y el jaleo. Popularmente se les llama a estos merengues, de “primera y segunda parte”.
Existen también los merengues corridos, que solo tienen jaleo, es decir, la “segunda parte” nada más.
TRES GENERACIONES DE LA MÚSICA TÍPICA
LA CONSAGRACIÓN EN EL ACORDEÓN
El General Larguito es uno de los músicos de merengue típico más legendarios del país. En sus presentaciones se luce con su manera de actuar.
EL GRUPO DE LUPE ES UNO DE LOS MÁS PEGADOS
Cuando se habla de bailar un buen merengue típico, el grupo de Lupe Valerio es una de las mejores opciones del momento. Lupe es un gran acordeonista.
TIENE 40 AÑOS Y SE HA DEDICADO AL ACORDEÓN
Su agrupación es una de las más recientes, pero a su edad ya ha logrado el reconocimiento de los expertos en el instrumento.
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