El presidente hondureño Porfirio Lobo dijo el jueves que está dispuesto a ir a la República Dominicana para traer a Honduras al derrocado mandatario Manuel Zelaya.
"Hoy hablé con el presidente (Leonel) Fernández de la República Dominicana y le dije: usted no me cree que Zelaya puede venir a Honduras cuando quiera y que aquí nadie lo va a meter preso. El puede venir y, para que usted (Fernández) vea, alístemelo y yo lo voy a ir a traer", dijo Lobo.
"De manera que quedamos (con Fernández) que diga el día y yo voy a ir a la Dominicana a traer a Zelaya para que venga a Honduras porque él es un hondureño y yo no puedo negarle su derecho a estar aquí en su país", declaró el mandatario durante una rueda de prensa.
Aseguró que Fernández "vio con buen agrado" su propuesta y lo felicitó, al tiempo que le prometió hablar del tema con Zelaya, quien vive en República Dominicana desde el 27 de enero, cuando salió de Honduras con un salvoconducto que Lobo le otorgó luego de estar refugiado más de cuatro meses en la embajada de Brasil en Tegucigalpa, desde donde pretendió retornar al poder.
Zelaya fue depuesto el 28 de junio de 2009 y poco después la Organización de los Estados Americanos expulsó de su seno a Honduras.
Lobo declaró que "si Zelaya no acepta esta propuesta, ya más no puedo hacer".
Lamentó que Zelaya no ha cumplido su ofrecimiento de ayudar a que su gobierno sea reconocido internacionalmente.
Lobo recordó que en hace poco conversó con Zelaya por teléfono "y le dije que el pueblo miraría con muy buenos ojos si él ayuda a que todo se normalice. Le dije: ¨por qué no te conviertes en un paladín y luchas porque tus amigos, que están muy enojados conmigo, reconozcan mi gobierno y hagan las pases con Hondurasé".
El presidente hondureño hizo alusión así a los presidentes sudamericanos Hugo Chávez, de Venezuela, Rafael Correa, de Ecuador, Evo Morales, de Bolivia, y Cristina Fernández, de Argentina, que se niegan a reconocerlo como presidente de Honduras.
Zelaya visita con frecuencia esas naciones con el fin de que respalden su propuesta de poner en marcha un plan de reconciliación en Honduras, en el que exige la renuncia de las personas implicadas en el golpe de Estado que lo sacó del poder y que ostentan cargos públicos y una amnistía para todos los delitos que se le imputan y así poder retornar al país.
La fiscalía lo ha encausado por los delitos de atentar contra la forma de gobierno democrático, traición a la patria, usurpar funciones públicas, abuso de autoridad y corrupción. Por esos cargos, los tribunales han emitido tres órdenes de captura en su contra.
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