Acción. Marino Vinicio Castillo (Vincho), presidente de la Comisión de Ética. |
Santo Domingo.- El presidente de la Comisión de Ética, Marino Vinicio Castillo, advirtió que las poderosas estructuras transnacionales del crimen organizado han ganado tanto poder con su creciente presencia en todos los sectores y estamentos de la sociedad “que han logrado arrebatarle espacios sensitivos al Estado, creando una versión virtual de Estado paralelo, en capacidad de desafiar las instituciones tradicionales”.
En una conferencia en el Ateneo Dominicano el pasado 25 de marzo, el jurista abogó por una política criminal drástica frente al narcotráfico que restrinja la libertad provisional y elimine la posibilidad del perdón y la libertad condicional, ampliando las medidas de coerción para favorecer los procesos investigativos.
Afirmó que el narcotráfico está destruyendo el ser nacional desde su periferia mediante acciones cada vez más atrevidas desde adentro y se ha colocado en condiciones de ejercer influencia decisiva para que las cosas se manejen a su conveniencia y favor.
Expresó que urge modificar el derecho procesal penal para hacer cuesta arriba la experiencia penal para todos aquellos ciudadanos que se involucren como patrocinadores, traficantes, distribuidores, así como de todo cuanto pueda figurar alrededor de la disipación, disimulación y propósito de “respetabilización” de las riquezas derivadas del crimen.
“El crimen de trama del narcotráfico necesita una noción de flagrancia diferente y más asegurativa que permita a la interdicción obrar con mayor presteza; pienso que las ventajas ciudadanas de la libertad provisional deben de ser restringidas en términos muy severos; creo en coerciones más largas y dilatadas para favorecer a los procesos investigativos; propugno por un papel más ágil de las pruebas presuncionales y de los requisitos para su aprobación como medio eficaz, aunque indirecto; reniego las posibilidades de libertad condicional y perdón condicional”, dijo.
Sostuvo que la Ley de Extinción de Dominio del Patrimonio sería una manera eficaz de librar esas batallas frente al fenómeno dominante del crimen organizado, que así se vería considerablemente desalentado con relación al disfrute de sus riquezas,Estimó que también se debe de trabajar mejor la condición de delincuente de estatus y extender la gravedad de la pertenencia a bandas organizadas. Argumentó que la nueva política criminal debe ser endurecida y limitante para la etnia delictiva por encima de las turbaciones de la violencia criminal y de los peligros y los miedos sociales.
“Es indispensable modificar los procedimientos de investigación en sus plazos; darle un mayor ámbito a las pruebas presuncionales”, precisó.
Por excepción quitarle a los jueces la condición de terceros imparciales y llevarles a una actividad más intensa en la procuración de la verdad, a fin de que no queden expuestos a la inercia maliciosa o torpe en que la acusación del ministerio público pudiera incurrir (esto recordando que son crímenes y delitos en los cuales no hay actores privados que pudieran reforzar la estructura imputatoria)”, apuntó.
Recordó que el país ha pasado por fases como víctima del tráfico de drogas, desde territorio de tránsito de la droga hacia los grandes mercados de consumo, el regreso de capitales y riquezas generados por la comercialización de la droga cuando los jóvenes regresaban enriquecidos en capacidad de hacer inversiones económicas que motorizaron la economía.
Señala que la tercera y última fase de territorio de consumo masivo de drogas ha generado legiones de cientos de miles de jóvenes comprometidos en la adicción ya convertida en verdadero azote sanitario.
El político y abogado resaltó que el país necesita formar los jueces y fiscales especiales, hombres y mujeres de élite que tengan convicciones poderosas para la interdicción, investigación y el juzgamiento.
“Sólo de ellos podría esperar nuestra desdichada sociedad su abnegación, su valor y su entrega. Solo ellos podrían salvarnos de lo peor que vendría a ser la conversión de nuestra amada patria en un trágico puerto libre de perdición, irremisiblemente marcada por la vergüenza del crimen peor de todos los tiempos”, subrayó.
Agregó que tiene el convencimiento mayor hoy de que no bastaría esa verdadera conquista que es la jurisdicción nacional especial, sino que se hará necesario acentuar reformas procesales, más que penitenciarias, pues los trastornos y los conflictos han sido muy hondos y convulsivos.
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