martes, 10 de noviembre de 2009

A 10 meses de un abuso policial la familia Olivero Jiménez sigue clamando por justicia

Por una alegada “confusión” lo llevaron de noche al un solar baldío para matarlo.

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Diez meses han pasado desde que Miguel Abrahán Olivero Jiménez, de 25 años de edad, fuera herido de bala en la pierna derecha el pasado 4 de enero por dos agentes de la policía que intentaron matarlo y que luego alegarían que lo “confundieron” con un delincuente.

Abrahán, sus padres y sus hermanas.
Alberto Rosario/Clave Digital

Miguel Abrahán es hijo del catedrático universitario Juan Tomás Olivero Figueroa y es estudiante de fotografía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

Los familiares del joven explicaron a Clave Digital todos los obstáculos que han tenido que vencer para que el caso se conozca en los tribunales y claman porque los culpables de intentar matar a Abrahán reciba el castigo que merecen.

La audiencia de fondo está pautada para el próximo 19 de noviembre en el Tribunal Colegiado de Primera Instancia del Distrito Judicial de la provincia Santo Domingo.

El joven fue herido de bala luego de ser detenido por los ex agentes Julio Soto Reyes y Carlos Miguel Cuevas Pérez, mientras compartía con un grupo de personas en el parque de Invivienda, a pocos metros de su residencia.

De acuerdo con el joven, sin mediar palabras, los agentes lo obligaron a abordar la motocicleta que conducían y a tres esquinas antes de llegar al destacamento de Invivienda, decidieron desviarse y lo llevaron a un solar baldío donde le propinaron un balazo en la pierna derecha y le amenazaron con matarlo.

“Yo me identifiqué y le dije quien soy, pero ellos me apresaron y no se identificaron, entonces ahí me dijeron ‘pero este es el que andamos buscando’. Me desmontan y el que estaba manejando comenzó a tirar por la radio como para ver qué iban hacer conmigo y me puse hablar con el otro y le dije quien soy y el me dijo que a mi me estaban buscando”, indicó.


Abrahán Olivero.
Alberto Rosario/Clave Digital

Miguel cuenta que al llegar al solar el agente le apuntaba con un arma y lo amenazaba con matarlo.

“Él (agente) le pregunta al otro ¿qué vamos hacer? y le ordena que se dé rápido, pero el otro estaba intentando comunicarse por la radio. Entonces, el que estaba al lado de mí y me está apuntando hacia la pierna se desesperó y me disparó. Cuando caí el otro viene a donde mi y me dice párate para no matarte y yo me paré y después arrancaron conmigo para el destacamento”, narró.

Los ex agentes Julio Soto Reyes y Carlos Miguel Cuevas Pérez recibieron medidas de coerción de un año en prisión preventiva y están a la espera de ser juzgados bajo los cargos de asociación de malhechores, abuso de autoridad, tentativa de homicidio y porte y tenencia ilegal de armas de fuego.

Pese a que fueron enviados a la cárcel de La Victoria para cumplir la medida de coerción, los familiares de Miguel Abrahán creen que los agentes no están cumpliendo con la medida.

El recuerdo de aquél fatídico 4 de enero se conserva en la marca imborrable que dejó el proyectil en la pierna de Miguel, una lesión permanente que por poco lo deja lisiado por el resto de su vida. Hablar de aquél día le causa dolor y tristeza, pero se mantiene firme. El saber que está con vida es lo que más le importa.

Según el padre del joven, al conocer el caso ante los tribunales, recibió amenazas por parte de los familiares de los imputados. Dijo que el incidente lo obligó a mudarse con su familia del sector dende residía por más de 10 años por temor a represalias.

“Esa situación impactó radicalmente la familia, cambió los hábitos. Antes podíamos caminar solos y llegar tarde pero ante el riesgo hemos tenido que cohibirnos. Llevó a la familia a situaciones y limitaciones que no estaban en su programa en términos económicos porque tuvimos que dejar nuestra casa y mudarnos en una de alquiler, pero lo que más afectó fue la paz de la familia”, expresó el padre del joven.

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