Santo Domingo.- La migración pacífica de haitianos hacia la República Dominicana fue en este año un tema que cautivó la atención de autoridades fronterizas, habitantes de los barrios capitalinos y personas que se ganan la vida en los campos, quienes aseguraron que en los últimos doce meses la presencia de estos extranjeros se ha multiplicado.
En comunidades de la provincia Pedernales, Elías Piña y Dajabón, así como en zonas de Bahoruco, Barahona y otras localidades ubicadas al Suroeste del país, se encuentran decenas de comunidades donde ya más del 80% de sus habitantes son de origen haitiano, porque sus antiguos pobladores criollos emigraron a las ciudades en busca de mejores condiciones de vida.
Entre esas comunidades se encuentran Los Arroyos, Mencía, Aguas Negras, Las Mercedes, La Manigua, Los Altagracianos, Los Cayucos, Sitio Nuevo, Sitio Quemao, Zumbú, Los Mogotes y La Ceiba.
En Mencía, hay barrios de la zona urbana de la ciudad donde la mayoría de sus pobladores han llegado de Haití.
Esta localidad y Los Arroyos, enclavadas en la Sierra de Bahoruco, hasta la década pasada eran prósperas por su producción agrícola, pero ahora apenas viven en el lugar algunos dominicanos, mientras los haitianos que allí se han asentado trajeron las mismas calamidades que tenían en su país de origen.
Aquí, incluso, las casas que construyó el ex presidente Joaquín Balaguer están habitadas en su totalidad por haitianos, porque sus beneficiarios las dejaron solas y eso atrajo a familias del vecino país que buscan en este lado la oportunidad de salir de la miseria. Llegan por “chorro” Los habitantes de las provincias fronterizas y los mismos haitianos que llegan aseguran que no hay controles en la frontera, y es por ello que entran y salen cuando quieren sin temor a que los apresen y los repatrien.
La gente dice que los ilegales llegan de noche como “ríos caudalosos” y pueden ver las siluetas de familias enteras bajo la luz de la luna.
Haitianos que cruzaban a pies hasta esta nación, señalaron que a ellos sólo les cuesta entre tres horas y medio día llegar caminando a este país por el bosque sin temor a ser descubiertos.
En un recorrido realizado por reporteros de LISTÍN DIARIO pudieron comprobar que los cuarteles fronterizos tenían uno y dos guardias que prestan servicio en condiciones de mucha precariedad.
No tienen ni siquiera una motocicleta para moverse dentro de la montaña y el salario que perciben no les alcanza para comer bien, sumado a que se encuentran apartados en las montañas con equipos de comunicación infuncionales.
En las zonas más haitianizadas, además del peso dominicano, corre el gourde, la moneda de Haití, en los comercios de los habitantes de esa nación.
Se sienten desplazados
En Puesto Escondido, de la provincia Independencia, los habitantes manifestaron que se sienten desplazados por los haitianos, a quienes los dueños de fincas prefieran para que realicen los trabajos, porque cobran más barato.
“Los haitianos nos han quitado el brazo derecho. A ellos es que los dueños de propiedades les pagan los trabajos, porque lo hacen más barato que nosotros los dominicanos.
Yo tengo dos hijos que mantener y estamos pasando hambre porque nadie se interesa por pagarnos un día en sus conucos”, se quejó el señor Inginio Terrero.
En este poblado, que se encuentra a unos 20 kilómetros de la frontera, el idioma que predomina es el creole y sus gentes viven apiladas en peÉxodo queños espacios donde cabe una sola cama, pero donde duermen hasta diez haitianos.
Mientras los dominicanos se quejan de que no encuentran donde trabajar, los haitianos aseguran que los dominicanos no quieren hacer ese trabajo duro y como ellos están pasando calamidad, aceptan el reto.
En cada poblado donde la presencia de haitianos es masiva sus vecinos señalan que estos extranjeros son laboriosos, pero también llueven las quejas de que mantienen una depredación agresiva en la Sierra de Bahoruco y otras áreas protegidas, con la producción de carbón y el corte de madera que tienen como destino final a Haití.
“La yautía dura un año pa` que dé frutos, la yuca tarda muchos meses para que dé comida, al igual que los plátanos, guineos, papa y otros, entonces hay que hacer algo pa` no moli de hamble”, agregó uno que dijo llamarse Miso.
Y es que los haitianos no respetan espacio, y han depredado áreas muy sensibles de la Sierra de Bahoruco y otras áreas protegidas del Suroeste, citó el señor Diógenes Merán Villegas, quien dijo que el ataque de los haitianos contra las áreas protegidas es agresivo, pues mientras más hornos rompen, más éstos fabrican.
En La Descubierta
Los parajes Melón, Granada, El Bojucal, Mesitrón, La Flecha, El Arroyo y José Joaquín Puello, quedaron desolados porque los antiguos pobladores emigraron y aunque en esta zona la presencia de haitianos es menos que en las anteriores, el daño se percibe desde la distancia.
Dirigentes comunitarios de la zona denunciaron que dominicanos que tienen propiedades en la zona les pagan a los haitianos para que desmonten los bosques para sembrar, pero son espacios que no se pueden utilizar más de una vez, porque se trata zonas de pendientes muy altas y las lluvias causan erosión inmediata.
Pero si la depredación inquieta a los lugareños conscientes, el agricultor Ángel Fernando Medina dijo que la mayor preocupación que tienen con la masiva presencia de haitianos son los robos, porque éstos penetran a sus propiedades y cortan víveres sin permiso, para saciar el hambre y llevarles a los familiares que aún viven en su país.
“Nosotros los que vivimos en Ángel Félix no les decimos nada a ellos, porque sabemos la situación de miseria por la que atraviesan, sin embargo, en Sabana Real ha habido casos de muerte entre haitianos y dominicanos porque se les han metido a los conucos y les han robado sus animales”, agregó.
Dijo que en los últimos tres años estos dos poblados han sido víctimas de robos contínuos, los cuales se incrementan cuando estos inmigrantes visitan su país y no tienen nada que llevarles a sus familiares, pues si encuentran un caballo, un mulo, un cerdo y otro animal, no los perdonan.
“Ya aquí uno ha perdido el deseo de sembrar y criar animales.
Nosotros el año pasado perdimos más de nueve mulos y cuando uno va a los conucos no encuentra nada, mientras los militares que hay en la frontera vienen a cobrar su peajito y los alcaldes no se ocupan de estos temas, a menos que uno no les moje las manos”, agregó.
EL CARTEL DEL CARBÓN; NEGOCIO LUCRATIVO
Bandas organizadas de dominicanos y haitianos obtienen jugosos beneficios con el comercio de carbón que se produce en tierra dominicana, sacrificando sus bosques.
Según se ha informado, el tráfico de carbón hacia Haití o para el consumo local rivaliza, por el volumen de ganancias, con el de las drogas, armas de fuego, electrodomésticos, bebidas y productos comestibles, como el arroz y otras formas de comercio ilegal que se dan en esta zona.
En Jimaní se produce el mayor mercado fronterizo, después del de Dajabón, y el contrabando es la opción que utilizan algunos grupos que actúan al margen de la ley.
La rivalidad por la territoriedad o repartición de los lugares donde se hacen los hornos del carbón muchas veces genera violencia, aunque nunca como el hecho en que tres haitianos fueron acribillados y quemados en los hornos para carbón. Adriana Peguero